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Mucho se habla acerca de la importancia de sanar a nuestro niño interior para reforzar las áreas vulnerables y sensibles que de alguna u otra manera impactaron nuestra infancia.

Algunos expertos recomiendan hacer ejercicios para visualizar nuestro pasado y encontrarnos con las heridas e inseguridades para enfrentarlas y de esta manera superarlas.

Cuando cumplí once años comencé a escribir mi diario, mi momento preferido era por las noches cuando abría aquel cuaderno pequeño de color rosa asegurado con un candado y escribía las cosas buenas y malas que me sucedieron a lo largo del día.

Hace un tiempo mi memoria a largo plazo me hizo un favor y trajo a mi presente el recuerdo de que muchas veces me repetí que guardaría mis diarios para que al llegar a la adultez me sirvan de guía para vivir la vida de una buena manera y no de modo erróneo, como en ese entonces yo percibía que algunos adultos lo hacían.

No pude evitar el sentimiento de urgencia por sacarlos de su escondite y comenzar a leer todo lo que la niña que fui tenía que decirme. Entonces me encontré con alguien que había olvidado, me topé de frente con una persona pequeña pero llena de fe, con alguien que expresa sus emociones sin temor a ser juzgada, llena de ilusiones y fortaleza. Sentí con cada palabra que leía agradables caricias para mi corazón, como un acto reconfortante que me hacía entender que todo está bien. Miré con alegría que muchos de los planes y sueños de mi niña se habían realizado, que algunas de las dudas que tenía estaban resueltas, pero descubrí que durante el proceso de dar a esta personita lo que con ímpetu buscaba, había olvidado fomentar y enaltecer las virtudes que en su esencia poseía, esas que tal vez un ser humano trae de nacimiento.

Encontrarte con tu niño interior puede ayudarte a retomar aquellos momentos llenos de magia, tal vez en el camino te persiga alguno de esos sueños que dejaste olvidado con el paso de los años.

Es muy probable que las ilusiones, la esperanza y la alegría se te acerquen al oído, para susurrarte uno que otro consejo que seguramente necesitas escuchar, así me pasó.

Mi niña me está dando muchas lecciones hasta el día de hoy, sus palabras, pensamientos y manera de disfrutar la vida me sirven como combustible cuando mi naturaleza adulta comienza caer en el abismo del estrés, la preocupación y la búsqueda de la perfección.

He llegado a pensar, que hay ocasiones en las que en lugar de sanar a nuestro niño interior, debiera ese pequeño ser lleno de inocencia, salir desde nuestro rincón más profundo para rescatarnos de vivir la vida de un modo erróneo, como algunos adultos solemos hacerlo.

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