Kintsukuroi
Adriana Marín Martín: Kintsukuroi
Existe una técnica en la cultura asiática a través de la cual reparan las piezas de cerámica que se han dañado o aquellas que están rotas. Utilizan una resina mezclada con polvo de oro para rellenar esas grietas que al final terminan por unir el objeto brindándole una apariencia renovada, fortalecida y única.
Kintsukuroi, así se llama este arte que los japoneses han decidido convertir en una filosofía de vida, la cual predica que los daños y las lesiones no deben ocultarse, por el contrario deben presumirse, destacando esas zonas que además de mostrar la fragilidad de la pieza, logran también dar fe de su fortaleza.
En la vida de todas las personas existen heridas, golpes emocionales, marcas que son testigos de luchas que además de ser dolorosas, modifican la manera de ver la realidad, de ser, de estar y de vivir.
Esta forma de vida la conocí leyendo el libro Kintsukuroi de Tomás Navarro, él es psicólogo y fundador de una consultoría y de un centro de bienestar emocional. En sus páginas Navarro dice que luego de pasar por una mala experiencia, haber sido víctima de una traición, o sufrir una pérdida, es necesario recoger los pedazos, hay que juntar todas las partes de lo que fuimos antes de enfrentar ese dolor, pero hay que hacerlo sin odio ni rencor. Así inicia el kintsukuroi.
Esos fragmentos reunidos deben fusionarse con fe, alegría, ilusión, ánimo y seguridad. No volverás a ser el mismo, lucirás diferente, pero mostrarás esa fortaleza que te hizo resurgir y regresar para intentarlo de nuevo.
Hoy quiero invitarte a usar el kintsukuroi en tu vida, me gustaría que rellenes con virtudes y actitudes guerreras aquellos aspectos que te representan una lucha diaria, para que con ello demuestres lo que te inspira para ser una persona más fuerte y única.
Recuerda que tienes todo lo que necesitas para reconstruir tu vida, pero es necesario que actives tu fortaleza emocional, debes creer en los reinicios para que de tu interior emane esa fe inquebrantable.
Aplica el kintsukuroi en tu vida y permite que las heridas y errores sean un escalón para avanzar, para quedar más cerca de aquello que tanto anhelas. Dicen que el fracaso posee grandes virtudes y que de los errores aprendemos las mejores lecciones.
Deja de ser injusto contigo mismo, no te culpes por haber errado, felicítate por seguirlo intentando y conservar esos valores humanos que te hacen especial, por permanecer firme después de la tormenta. Lleva el kintsukuroi a tu vida y verás que cada percance, prueba o desafío te convertirán en la mejor versión de persona que puedes ser.