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Si en lo más profundo de ti tienes paz, sigue así. Pero si una parte de ti anhela algo distinto, cambia, nunca es demasiado tarde Kalinda Kano

Hace una semana tuve la oportunidad de platicar con Kalinda Kano, reconocida ex conductora de Telehit, influencer desde hace muchos años y esposa de Biby Marín, guitarrista de la banda Reik. No me di cuenta de cómo fue pasando el tiempo mientras conversábamos, tal vez fue porque ella es una persona que transmite paz y tranquilidad mientras habla, no sé si su personalidad esté inspirada en la vida relajante del lugar que la vio nacer, tal vez su carácter sea el resultado de las muchas pláticas de bienestar que ha impartido, pero es muy reconfortante coincidir en algún momento con gente que inspira y vibra felicidad.

Kalinda vive una vida pacífica en la playa, disfrutando el tiempo con sus dos hijos y esposo; imparte cursos y asesorías de bienestar y belleza integral, pero no siempre fue así, ella era hace no mucho tiempo, lo que comúnmente conocemos como “una superwoman”. Sus días eran ajetreados, la ansiedad y el estrés sus mejores amigos, los reflectores sus compañeros de trabajo y en sus propias palabras “andar siempre en chinga”, parte fundamental de su rutina. Seguramente muchos pensarán que esa es la vida perfecta, lo que cualquier persona anhela, el sinónimo adecuado para el éxito.

Pero Kano decidió decir adiós a todo eso, luego enfrentó un gran colapso tras la interminable lista de actividades y pendientes, se dio cuenta de que simple y sencillamente no podía con todo, descubrió que existir no es un concurso de productividad, comprendió que necesitaba transformar su estilo de vida en uno más sano y que no es necesario llevar una existencia modelo para estar bien.

La mayoría de las personas nos sentimos presionadas para ser productivos, para rendir, para hacer y llega un momento en el que percibimos el descanso con algo de culpabilidad, como si no tuviéramos permiso para ello. Perseguimos la perfección en todo y nos aplaudimos por hacerlo, creemos que decir “estoy cansado”, “no paro”, “me falta mucho”, “estoy exhausto”, son trofeos para colocar en una vitrina, mientras que en realidad se trata de impostores que persiguen nuestros sueños y nos empujan hacia la infelicidad.

Luego de que la ansiedad llamó a la puerta de Kalinda, la tomó por los hombros, la miró de frente y la sacudió, todo cambió para bien, “sé que es raro lo que voy a decirte, pero siento que la ansiedad es la voz de mi alma, ella me susurra lo que en realidad quiero y necesito para ser feliz. Fue la ansiedad la que me gritó el día que tuve una crisis en mi coche, me sacudió y cambió mi vida, me ayudó a reconstruirme poco a poco”, así me lo expresó.

Hoy ella se mira feliz, plena, relajada, en armonía y balance. Y toda su experiencia, consejos y ejercicios los dejó plasmados en su primer libro “Perfectamente imperfecta”, en el que se muestra más transparente y sincera que nunca.

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