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A veces no basta una vida entera para descubrir que no se está de verdad vivo. Es una triste realidad que, en muchas ocasiones, y sin percatarse de ello, las personas pasan sus días automatizados, haciendo de todo, menos lo que realmente quieren hacer…

¿Será que se puede llamar a eso vida?, ¿será que vivir es despertar y actuar programado y dirigido por un sistema? No creo que alguien pueda sentirse vivo siendo quien no quiere, con el simple propósito de tener contentos a otros.

Hay que tener valor para vivir de verdad, intrepidez para enfrentar el anhelo de los sueños, hay que ser lo suficientemente atrevido para retar cualquier temor y superar todos los miedos. Este pensamiento cobró más fuerza en mí al terminar de leer la primera novela de James Nuño, “Los no muertos”. La obra narra la vida de cuatro personajes que desde mi punto de vista son demasiado reales, simples y normales. Tengo que aceptar que de repente sentí que los conocía a todos ellos desde hace mucho tiempo, les puse en mi mente un rostro, me pude imaginar la voz de cada uno.

En sus siete capítulos Nuño relata la historia de personas que quieren cambiar su vida, pero no hacen algo para lograrlo. Ante lo rutinario y predecible, surge un problema, una epidemia se apodera del lugar. Esta parte de la historia me dio un poco de frío, ya que los relatos me hicieron tanto eco en la mente que no pude evitar relacionarlo con los recientes acontecimientos que hemos vivido a raíz de la pandemia por Covid. Lo más curioso es que este libro fue publicado en el año 2016, tal vez Nuño tuvo algún tipo de presentimiento en ese entonces.

El asunto es que los protagonistas deben esconderse, guardarse, hasta cierto punto deben huir y hacer todo lo posible para salvar su vida, con la finalidad de preservar su existencia, esa misma que los tiene molestos e inconformes.

Al estar tan cerca de la muerte descubren, que tal vez, todo este tiempo han estado muertos en vida. ¿Cuál es la diferencia entonces? “Viven felizmente tristes, sonrientemente jodidos, satisfactoriamente quejándose de la asquerosa vida que llevan”, así de rudo es Nuño con una frase que al leerla golpea el alma. Al final descubrí la esencia del autor, el mensaje detrás de la novela es que hay gente que tiene todo para ser feliz, pero buscando la felicidad lo pierden todo.

La realidad es que vives cuando disfrutas lo que haces, cuando al despertar sientes que una ilusión dentro de ti te impulsa con energía a continuar; cuando a pesar de los problemas confías en encontrar soluciones, pero, sobre todo, cuando trabajas y te esfuerzas por hallarlas.

Vives cuando pones lo mejor de ti en cada acto que emprendes, cuando amas, cuando ayudas, cuando miras a tu alrededor y descubres que el mundo está lleno de bendiciones, entonces eso es vivir. No hace falta estar al borde de la muerte para pensar y meditar por un momento si acaso estás muerto en vida; recuerda que no es necesario morir para dejar de estar vivo.

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