¿Y después del paro, qué sigue?
El poder de la pluma
La convocatoria de grupos feministas para que todas las mujeres se sumen a un paro total de actividades el 9 de marzo ha desatado mucha inquietud entre gobiernos, empresarios y comerciantes por la gran afectación que tendrían al no contar con todo su personal para sus actividades cotidianas. Aunque en el fondo la protesta sea válida, el hecho en sí se sumará a una larga lista de movimientos que exigieron justicia y castigo para los agresores de mujeres y niñas y sin que a la fecha se haya atrapado a los culpables.
Desde mi opinión, si este nuevo reclamo social “Un día sin mujeres” no se acompaña de propuestas concretas y, por su parte, las autoridades judicial y legislativa no se comprometan a impartir justicia expedita y modificar los diferentes códigos penales existentes, seguiremos con la misma película, donde la liberación de criminales ocurre ante las reiteradas faltas al debido proceso. En esta convocatoria se juega mucho: o son todas o el movimiento será un enorme fracaso, uno más de tantos. De entrada, no todos están de acuerdo, altos funcionarios del gobierno federal exponen que no serán comparsa de grupos feministas, otros cuidan su imagen y lo respaldan. Las redes sociales se han llenado de posturas y pronunciamientos a favor y en contra de “Un día sin nosotras… ni una mujer en las calles, ni una mujer en los trabajos, ni una niña en las escuelas, ni una joven en las universidades, ni una mujer comprando”.
Imagínense hospitales sin enfermeras, sin personal de aseo o doctoras, o bien escuelas de todos los niveles, donde maestras, secretarias y personal de apoyo no se presenten a laborar. ¿Quién cuidará de los enfermos hospitalizados? De los niños pequeños de guarderías, de preescolar y jóvenes de secundaria ¿quién se haría cargo? ¿Pesará más el discurso feminista o el sentido de responsabilidad y ética de muchas de nuestras mujeres profesionales? Usted ¿qué decidiría? Entre tanto, nuestra sociedad se va dividiendo cada día más por la falta de una buena educación con principios y valores que los padres de familia en el hogar deberían inculcar en sus hijos.
Quien ya se manifestó abiertamente en contra es la Asociación Mexicana de Mujeres Empresarias (Amexme), pues considera que no se trata de un tema que involucre a un solo género sino a toda la sociedad; el problema del no respeto a la mujer es cultural, de valores, de formación, donde el hombre es un pilar que juega un papel importante; debemos cambiar esa idiosincrasia.
Hemos visto posicionamientos donde no se visibiliza el problema de raíz que tenemos, es un tema de sensibilidad. Si en verdad queremos cambiar esta sociedad empecemos con una buena educación desde el hogar y continuemos en las escuelas. Por cierto, muy atinada la decisión de la maestra Loreto Villanueva Trujillo, titular de la Segey, al suspender las clases el lunes 9 de marzo en todos los niveles de educación básica para evitar riesgos innecesarios a los alumnos.