Educación privada en crisis
El poder de la pluma
Al igual que otros sectores que ofrecen servicios a la sociedad, la escuela privada fue duramente golpeada a causa de la contingencia sanitaria por el Covid-19. Sin tener un registro exacto de dichos planteles, se calcula que más de seis mil colegios particulares de diferentes niveles educativos en el país terminaron el pasado curso escolar con una significativa disminución de su matrícula de alumnos y la consecuente caída de sus ingresos que, en muchos casos, provocó una crisis laboral con su plantilla docente y resistencia de los padres de familia a pagar un servicio que sus hijos no recibían de manera presencial.
A diferencia de los maestros de las escuelas públicas que siguieron recibiendo su salario íntegro al adoptar el sistema de aprendizaje en casa con la ayuda de las diferentes plataformas digitales, los maestros que trabajan en la escuela privada por medio de contratos vieron, en algunos casos, cómo les redujeron hasta en un 30 por ciento su salario, pese a que continuaron trabajando desde sus casas. Esta situación los desmotivó, pues sus horarios se extendieron y trabajaron mucho más. Para ellos, se trata de una carga de trabajo adicional que se trasladó a sus hogares, ya que tuvieron que atender las tareas de sus propios hijos y cumplir con sus alumnos. La rutina del docente comenzaba desde muy temprano al preparar la clase que impartiría en línea por zoom, enseguida se conectaba con los maestros de sus hijos para apoyarlos en sus clases y luego regresar con sus alumnos a revisar las tareas y trabajos marcados y contestar puntualmente los mensajes de los padres o tutores que reciben sin importar la hora en que se les solicite su apoyo.
La tarea no fue fácil, atender en una sola sesión a 25 o más alumnos a través de videollamada fue complicado, porque no todos prestaban atención al mismo tiempo, las distracciones de los escolares los obligaron a reagruparlos en diferentes sesiones con 8 alumnos máximo, extendiendo con ello el horario de trabajo que el docente realiza desde su casa. Por la contingencia sanitaria muchos padres que perdieron sus empleos no podrán pagar la colegiatura completa, aunque reconocen que es muy importante que sus hijos sigan con su educación; los directivos argumentan que, si no tienen ingresos, no podrán seguir pagando a los maestros, esto obligó a la Procuraduría Federal del Consumidor a dirigirse a los padres de familia para llegar un acuerdo con los colegios y que la educación de sus hijos no se vea afectada, de igual manera la Secretaría de Educación Pública de México pidió a los padres seguir pagando las colegiaturas de los estudiantes de escuelas privadas y llegar a acuerdos con las instituciones de modo individual, pues la emergencia sanitaria no exime ni libera de sus obligaciones a las dos partes; se deben considerar las necesidades de cada padre de familia, no es lo mismo una persona que no ha podido hacer el depósito que alguien que perdió el trabajo.