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Continuando con el análisis de la grave afectación que tendrán los programas que atienden a los niños más vulnerables de este país, tenemos que también desaparecen los programas de atención a la diversidad de la educación indígena y de atención educativa a la población migrante; esta propuesta pretende dejarlos sin atención en sus escuelas. Ante esto, el gobierno es consciente de que, previsiblemente, habrá más rezago educativo que se agudizará con la contingencia sanitaria, sin importar que durante muchos sexenios fue notorio el rezago educativo, ya que a las escuelas urbanas se les dio prioridad presupuestaria sobre las rurales e indígenas, ahondando con ello las brechas en el logro educativo de los grupos históricamente discriminados, y ahora se pretende eliminar precisamente estos programas que ayudaban a disminuir las diferencias sociales.

De igual forma han puesto en la mira el gasto para la educación inicial que garantiza este tipo de enseñanza a todas las niñas y niños de cero a 3 años; pese a que se implementó la Estrategia Nacional de Atención a la Primera Infancia, en los hechos no se observa ninguna asignación de recursos que atienda lo anterior, por el contrario, este programa tuvo un decremento real de -0.3 puntos porcentuales. Otro recorte fuerte, de casi 700 mdp, se espera en la educación comunitaria. Este programa, que históricamente ha operado con pocos recursos, lo administra el Conafe y atiende a cerca de 390 mil niños y sus familias en comunidades rurales y urbanas marginadas.

Igualmente, con la varita mágica, desaparecen el Programa para el Desarrollo de Aprendizajes Significativos, con antecedentes desde 2014, que buscaba favorecer el liderazgo académico de directivos y el fortalecimiento académico de docentes de educación básica para la implementación curricular. Se aplicó inicialmente en mil 162 escuelas de preescolar, primaria y secundaria, aunque la población objetivo eran más de 10 mil escuelas. Ya sin fondos en la cartera, se van contra formación docente, ya que pretenden reducir a la mitad los recursos del Programa de Desarrollo Profesional Docente. Hoy, con la pandemia, los maestros necesitan capacitación para desarrollar nuevas habilidades para afrontar la educación a distancia; atrás quedó el discurso “nuestras maestras y maestros contarán con una mejor preparación, mediante programas de actualización y capacitación que les permitirán acceder a mayores y mejores oportunidades de desarrollo”, pero las intenciones demuestran lo contrario.

Para rematar, desaparecen el Programa de Fortalecimiento a la Excelencia Educativa, destinado a financiar la operación y fortalecimiento de las escuelas normales. Cómo garantizar una educación de calidad si no damos atención prioritaria a la transformación de los docentes mediante el fortalecimiento de la investigación, los cuerpos docentes, las competencias y habilidades socioemocionales. Este recorte presupuestal pone en entredicho la voluntad de transformar la educación en México.

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