Aceptar es el camino más corto para la paz

Josefina Centeno de R. Valenzuela: Aceptar es el camino más corto para la paz

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Reconocer la verdad es un desafío, por que no nos gusta aceptar que hay un problema y que podría ser de nuestra responsabilidad. La consecuencia de una realidad personal. En especial no nos gusta aceptar que tal vez tengamos que renunciar a algo que nos gusta.

Puede suceder que no queramos aceptar los hechos que entran en conflicto con nuestras creencias más arraigadas, ya que significa ponerlas en tela de juicio.

Tengo una amiga que durante años ha insistido en mantener una relación desdichada e imposible. Se aferra de manera desesperada a la idea de que su pareja cambie, cuando todo demuestra que no lo hará. Ella no puede aceptar que ha cometido un error y que nada mejorará hasta que reconozca la verdad y se aleje.

Las “realidades” están diseñadas para protegernos de la verdad. No queremos pensar en la pobreza, la enfermedad, la vejez o la muerte. Así que nos ocupamos en buscar distractores. Combatimos la realidad por más que la experiencia nos haya demostrado que jamás podremos ganarle.

Cuanto más retrasamos la aceptación, más difícil será ésta. Odiamos envejecer y perder nuestra fuerza y energía. La obsesión por la juventud y la negativa a reconocernos vulnerables alimentan nuestros miedos. Si estamos en conflicto con la realidad, corremos el riesgo de acabar descontentos y frustrados.

No aceptar la realidad puede ser muy atractivo. Las personas están atrapadas en una fantasía y hasta una dosis de realidad les resulta insoportable. Esto pasa cuando la fantasía dirige y domina la vida. La NO aceptación de la realidad nos desconecta de las personas y experiencias.

Una mejor estrategia es la de aceptar lo que puedes y lo que NO puedes cambiar. Cuando aceptas lo que NO eres capaz de cambiar, liberas toda energía y habilidades para concentrarla en lo que SI puedes cambiar.

La aceptación empieza a conectarnos de nuevo cuando ves el mundo como es, y no a través del distorsionado filtro de “nuestra realidad”. Llevar a cabo los cambios no es nada fácil. Tal vez, necesitemos que muera el viejo yo para la verdadera transformación.

No tenemos que creer en ridículas fantasías para mejorar nuestra calidad de vida; uno NO puede hacer todo lo que quiera. Aceptar tus fuerzas y limitaciones es una verdadera revelación. Se gana en claridad y conciencia de sí mism@.  En cuanto lo hagas, la realidad personal estará en sintonía con el mundo real, y tú, equilibrado y en paz.

Aceptar la naturaleza humana. Que hay un momento para cada cosa. “Todo tiene su momento y cada cosa su tiempo bajo el cielo. Su tiempo de nacer y su tiempo de morir; Su tiempo de plantar y su tiempo de cosechar.” Eclesiastés.

¡Ánimo! hay que aprender a vivir.

Lo más leído

skeleton





skeleton