El desarrollo de edificios en condominio es una opción frecuente, pero esconde un sistema legal incierto que puede desembocar en fracasos para los inversionistas o familias que decidan comprarlos.

Son una opción muy apetecida en zonas donde el precio de los terrenos urbanos es caro o la tierra es escasa; no son nuevos, los hemos visto en la entrada de Cancún y en la Ciudad de México: desde edificios de departamentos pequeños en las periferias hasta las zonas más exclusivas, pero, si se dan cuenta, los de las clases populares siempre están deteriorados y con pésimo mantenimiento; la razón es que las leyes que regulan las directivas no son claras y no tienen dientes.

Cuando compras un departamento en condominio sabes que tienes que pagar una cuota de mantenimiento, respetar los espacios comunes y tener cierta ética en tu comportamiento, ya que la privacidad es más limitada que una casa, pero pasan cosas como:

1. La gente empieza a construir en espacios comunes.
2. Uno o varios usuarios no pagan sus cuotas de mantenimiento.
3. La directiva no rinde cuentas del destino de las cuotas.
4. No hay acuerdo en los precios de los servicios contratados por la directiva.
5. No existe directiva.

Sin embargo, no pasa nada, las leyes actuales dictan que debe haber un reglamento y un método para una directiva y que deben estar aprobadas sus cuentas, pero ¿qué pasa si no es así? La ley no tiene sanciones en los casos antes expuestos y ésta es la razón de que existan abusos por parte de las directivas o falta de éstas y eso sume en completo desastre la imagen de los condominios. Cuando se inauguran están esplendorosos, pero con el tiempo y a falta de leyes efectivas se convierten en monstruos peligrosos, ya que a veces ni para fumigar se ponen de acuerdo los vecinos y empiezan a ser un foco de infección y pierde valor la zona en que se encuentran.

Esto acontece hasta en Estados Unidos, donde las leyes de condominios están avanzadas en algunos estados, aunque en otros no. Siempre es complicado determinar estándares, ya que cada edificio tiene diferentes necesidades, por lo que un reglamento más firme con sanciones y una vía legal es determinante para otorgarle viabilidad a esta opción saludable de habitación familiar. Pero garantizar un buen mantenimiento es una moneda al aire.