México ha estado nervioso y a la expectativa de la intención de Trump para cancelar el TLC y los analistas predicen un desastre económico. Si eso pasara, efectivamente tendría efectos negativos inmediatos en la economía, pero también sanarían las heridas que someten a México a pobreza en el campo, que no se ha superado y que es origen de la migración tan vilipendiada por el nuevo presidente de Estados Unidos.

De entrada, uno de las factores que empujaron al TLC fue abaratar los precios de las mercancías muy volátiles en aquellos tiempos, ya que los industriales del país hacían productos malos y caros; al tener abiertas las fronteras sus márgenes bajaron y su calidad aumentó, dándole al país más competividad económica y solidez política.

Sin embargo, para el campo, el TLC fue un desastre: se abrieron las fronteras y la soberanía alimentaria y el cultivo de maíz, trigo, algodón, arroz y otros vegetales entraron en desventaja por una razón que distorsiona el libre comercio y eso es el subsidio americano a sus productores; de la noche a la mañana, los agricultores tuvieron que bajar sus precios y muchos quebraron, lo que hizo aumentar el fenómeno migratorio a Estados Unidos; en resumen, la migración es un fenómeno alentado por el TLC que acepta subsidios contra el empleo y los precios sanos del campo en México.

Los números: fecha de inicio del TLC, 1994; población migrante en EU en 1997, 4.290 millones; en 2000, 9.178 millones; en 2014, 11.714 millones. El déficit comercial de México con Estados Unidos en 1997 era de 341 millones de dólares; en 2017 es de 2,627 millones de dólares. Claro tenemos un superávit comercial de productos industriales y petróleo,pero no en productos del campo.

¿Qué significa esto? Que el primer beneficiado de un rompimiento del TLC sería el campo mexicano y daría una excelente salida a la pobreza y empleo para los nacionales deportados. Entiendo que si se rompe el TLC tampoco se aceptarían subsidios que mantienen los precios falsos y la pobreza del campo mexicano.

Por otro lado y paradójicamente, el no comprar maíz y cereales a Norteamérica golpearía a la economía de los estados que más votaron por Trump; sin embargo, hay una cuenta que nadie calcula y será tema de otro artículo: las utilidades de las empresas americanas en México a consecuencia del TLC.