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Todo en estos días gira en torno a la palabra “pandemia” y lo que implica; en el vocabulario de la gran mayoría de las personas esta “Covid-19”, “Coronavirus”, “Noticia” y algunas más y realmente no es para menos: el nuevo virus ha dado un terrible gancho a una sociedad que se creía omnipotente y dueña de todo lo que lo rodea, desafortunadamente muchos han sufrido las consecuencias de este grave problema de salud, al grado de lograr lo que muchos creían imposible: vaciar las ciudades más famosas del mundo, hacer que las personas se resguarden en sus hogares para evitar los contagios.

Sin duda Mérida no es la excepción, aquí cada vez vemos menos personas recorriendo la “muy noble y muy leal”, dejando a la mala estampas que ponen de relieve la increíble arquitectura que hemos heredado, pero pocos la pueden ver; esta imagen solo se quedará en el recuerdo de fotografías y no en la memoria viva de los ciudadanos.

Para muchos, quedarse en casa por más de 24 horas es algo inédito y más si es en contra de su voluntad, pero la realidad es que es la única forma de proteger a los que queremos. He escuchado por todas partes voces de rechazo y a algunos expertos decir que “encerrarse en casa” puede traer consecuencias negativas en lo económico, afectivo, emocional y psicológico y no es para menos, un gran sector de la población hace mucho no pasaba tanto tiempo en casa y otra parte, como los jóvenes y niños, jamás.

A estas alturas el uso de dispositivos móviles como el celular, la tablet o la computadora y televisión ya no bastan; el ser humano quiere más, más, más… pero la modernidad llega hasta ahí, ofreciendo una serie de oportunidades para redescubrir el mundo, ese que está más allá de la fría y negra pantalla. Y es que esta adversidad nos regala una oportunidad para crear nuevos lazos con los nuestros, que nos una, más que la sangre, un verdadero vínculo amoroso; conocer lo que piensan los nuestros, cómo viven, qué sienten y qué los motiva, pero también abrirnos a ellos y enseñar esa parte oculta detrás de un perfil de redes sociales. Los psicólogos recomiendan crear una rutina, hacer planes, ejercitar la mente con juegos, lectura, actividades que desarrollen la destreza; retomar hobbies, entre otras muchas formas de pasar el tiempo.

Solamente espero que al terminar todo esto logremos ser mejores personas, que estar lejos de las calles, de nuestros amigos, familia y seres queridos nos haga tener mayor conciencia no solo de lo que tenemos, sino de lo que estamos dejando de tener por la avaricia y ego humano de dañar lo que nos rodea. Espero que cuando el cauce regrese a la normalidad seamos seres más completos, pero solo lo vamos a lograr si nos dedicamos en el aislamiento a reconstruir todo lo que hemos roto o dejado de hacer, para dar más de lo que recibimos.

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