|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

La vida nos presenta constantemente desafíos y dificultades. Hay que tomar decisiones importantes, pero ante los conflictos es mejor tomarnos las cosas con calma. Casi nunca decisiones precipitadas nos llevan a buenas soluciones.

Es cierto que con el ritmo de vida actual parecemos no tener tiempo para la reflexión, pero en la mayoría de los casos es mejor tomar las cosas con calma y analizar nuestra situación desde diferentes puntos de vista antes de tomar decisiones definitivas.

Hay que tener en cuenta que los problemas y dificultades tienen un ciclo, tienen un inicio, un desarrollo y un fin. En ocasiones analizar el principio de nuestros conflictos puede ayudarnos a desenredarlos.

Tomarnos nuestro tiempo, calmarnos, respirar. Analizar las cosas desde varios puntos de vista puede mejorar nuestra perspectiva; aprender a pedir ayuda, también, ya que otra persona que pueda analizar el problema desde fuera puede darnos opiniones frescas e ideas diferentes.

En ocasiones hay que hacer a un lado nuestras ganas de tener siempre la razón y analizar el problema sin pretender saberlo todo o estar siempre acertados.

Si aprendemos a escuchar podemos encontrar nuevos enfoques. Tienes que decidir si quieres ser feliz o tener la razón.

Todo problema tiene una solución, pero a veces estamos tan metidos en nuestro propio punto de vista que nos cuesta trabajo elevar la mirada para ver el horizonte que puede traernos multiplicidad de enfoques. Primero, ante un problema, es importante circunscribirlo, delimitarlo, describirlo.

Las dificultades y los problemas tienen un lugar, un tiempo, y una historia. Entender el camino y lo que nos ha llevado a donde estamos nos puede ayudar a encontrarle sentido o solución al conflicto.

La paciencia es un factor importante, la angustia y desesperación nunca son buenas consejeras, es mejor practicarlo con personas de confianza, con amigos, o reflexionar sobre el asunto.

La mirada externa ayuda a equilibrar la propia. Nadie podrá darte soluciones, pero sí podrán darte un nuevo punto de vista o luz sobre alguna circunstancia que haya pasado inadvertida. Antes de actuar, reflexionar, una acción que ha sido pensada con anticipación es mucho más contundente y fuerte que una reacción   automática.

Cuando tengas un problema, no dejes que este inunde todo tu ser y cada parte de tu vida. Mantenlo en perspectiva y sé objetivo. El tiempo ayuda a veces a encontrar soluciones, si no te precipitas, es posible que el problema solo encuentre solución.

Pero hay que tener cuidado en no dejar las cosas sin resolver y acostumbrarnos a mirar a otro lado en busca de que el tiempo calme la tempestad. Hay que tomar decisiones, pero hay que buscar la sabiduría de entender que hay cosas que no nos toca cambiar o decidir a nosotros y que debemos de dejar fluir.

Acostúmbrate a tener un diálogo honesto con quienes te rodean, y sobre todo con quienes te causan conflicto o te han hecho daño. Ten el hábito de controlar tus impulsos y, sobre todo, tus pensamientos negativos o derrotistas.

No veas todo acto que sucede a tu lado como un acto premeditado para dañarte. Ve hacia el futuro y piensa qué tan importantes serán estos hechos mañana o en una semana. En ocasiones, cosas que hoy parecen dramáticas no lo son tanto unos días después; analiza y dale prioridad a tus sentimientos y a tus emociones.

Cada día sale el Sol. No importa si decidimos ser optimistas o pesimistas, amargados o felices. Pero el brillo de tu día definitivamente dependerá de tu actitud y de las decisiones que tomes, de tu manera de ver las cosas.

Si tu actitud es pacífica, amable, seguramente tendrás un mejor día. Es cuestión de tu actitud. La vida y los problemas son del color del cristal con que decides verlos, así que, dime ¿qué día has decidido tener hoy?

Lo más leído

skeleton





skeleton