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Dice un cuento que le preguntaron a Buda la diferencia entre me gustas y te amo, y que él respondió: “Cuando me gusta una flor, la arranco y me la llevo para tenerla cerca; cuando amo una flor, la cuido y la riego diario". Tal vez eso es lo que nos está pasando, nos está gustando la vida, nos está gustado el planeta, nos estamos gustando nosotros mismos y de esta forma tomamos decisiones que nos dan un placer inmediato, que nos embellecen por un momento, que dan una solución rápida, pero no definitiva a los problemas que enfrentamos.

Hablando de ecología, suena muy fácil prohibir el plástico, pero en realidad no es una solución global, ya que el plástico en sí mismo no es un problema, el problema real es el uso desechable que hacemos de él.

En cuanto al sargazo en las playas del Caribe, suena fácil decir: mandaremos barcos que lo recojan mar adentro para que no llegue a nuestras playas, pero el problema no es el sargazo en las playas, sino el momento en que se está originando y qué haremos con él una vez que lo recolectemos mar adentro.

Tenemos que comenzar a amar a nuestro planeta, amar nuestra vida, amar a nuestra comunidad y amarnos a nosotros mismos, ya que de esta manera comenzaremos a tomar decisiones inteligentes que nos lleven a un futuro más sustentable y mejor.

Las soluciones fáciles no existen, podemos empezar a dar pasos en la dirección correcta cuando dejamos de usar bolsas de plástico en el supermercado o preferimos productos envasados en vidrio a productos envasados en pet, pero comenzar a odiar el plástico no es la respuesta, ya que es el material indicado en tubos de electrificación o en muebles de jardín o miles de cosas más.

Nuestro modo de vivir actualmente no es sustentable, debemos disminuir el consumo y cambiar nuestras prioridades en la toma de decisiones al momento de elegir un artículo. Tenemos que enseñarles a los productores que somos consumidores inteligentes que optamos por productos que reciclan sus envases o que se venden a granel en envases reutilizables; consumidores que leen las etiquetas y deciden por productos con menos conservadores y en los que se usaron pesticidas orgánicos, y que al mismo tiempo entendemos que esto los encarece un poco, pero nos parece poco precio a pagar por un mejor planeta y una vida más sana.

No podemos seguir equivocando nuestro camino, el planeta está al borde del colapso, somos muchos y consumimos mucho, si no comenzamos a hacerlo de manera sustentable, a regresarle a la naturaleza lo que le quitamos, si no comenzamos a pagar el precio ecológico que ocasionamos, si no comenzamos a cubrir nuestra huella de carbono, el daño ya será irreversible y más pronto de lo que creemos comenzaremos a ver desgracias naturales.

Dicen que el mejor momento para plantar un árbol fue hace 20 años, pero el segundo mejor momento es hoy. Estamos a tiempo, la naturaleza es sabia y es noble, reacciona inmediatamente a los cuidados y buenos tratos. Estamos a tiempo de forjar un futuro mejor, sí, para nuestros hijos, pero también para nosotros mismos que estaremos todavía por un tiempo en este planeta.

Ya no pospongamos el momento, estamos a una decisión de cambiar por completo nuestra vida, solo es cuestión de comenzar a tomar responsabilidad, a saber que a cada momento tomamos decisiones y que cada una de ellas forja el camino y el destino hacia el que nos encaminamos.
Comencemos a amarnos a nosotros mismos y a nuestro entorno, y caminemos juntos hacia un futuro mejor.

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