El origen mítico de los bosquimanos

Carlos Evia Cervantes: El origen mítico de los bosquimanos.

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La etnia san, cuyos integrantes son llamados genéricamente bosquimanos, habitan hoy día en Botsuana, Namibia, Angola, República Sudafricana, Zambia y Zimbabue. Heredaron de sus antepasados una rica mitología. Para ellos el dios creador es Kaggen o Cagn. Uno de sus actos más trascendentales fue el que llevó a las personas y animales a la superficie del mundo.

Hace mucho tiempo, las personas y los animales vivían bajo el suelo, junto a Kaggen. Éste podía cambiar de forma a voluntad y solía transformarse en una mantis religiosa. En ese ámbito subterráneo, las personas vivían en paz y eran amigos de los animales. Disponían de suficiente agua y comida. A pesar de que no había sol, el clima era cálido y luminoso.

Aunque la vida allí era agradable, Kaggen pensó que tal vez sus creaciones podrían vivir encima de la tierra, así que se puso a trabajar en ello. Lo primero que hizo fue crear un gran árbol sobre la tierra. Sus ramas se extendieron hasta llegar al cielo y sus raíces se hundieron en las profundidades de la tierra. Este magnífico árbol recibió el nombre de árbol de la vida. Bajo el tronco, Kaggen excavó un túnel que llegó hasta el mundo subterráneo donde estaban las personas y los animales.

Kaggen guio al primer hombre y a la primera mujer por aquel conducto para llevarlos al mundo exterior; poco después, otras personas siguieron a esa pareja inicial. Cuando salieron a la superficie de la tierra, miraron sorprendidos el hermoso paisaje que los rodeaba. Luego, Kaggen animó a los animales a salir como lo habían hecho los humanos. Al llegar arriba, algunos subieron rápidamente a los árboles e hicieron sus nidos, otros ocuparon los valles y los demás paulatinamente poblaron la tierra.

Cuando todas las personas y los animales estuvieron reunidos en torno a Kaggen, éste les dijo que, a partir de ese momento, aquel mundo sería su hogar. Les aseguró que allí serían felices, pero les advirtió que nunca hicieran fuego porque éste destruiría su nueva casa. Todos parecieron entender el mensaje y la mantis religiosa desapareció ante todos, aunque siguió vigilando el mundo desde lejos.

Al principio las personas eran felices, pero cuando el sol se puso, la oscuridad lo cubrió todo y empezó a hacer frío. La gente, al igual que los animales, no podía ver nada en la noche, así que sintieron mucho miedo. Se olvidaron de la advertencia de Kaggen, entonces encendieron un fuego para calentarse y tener luz. En cuanto rompieron la promesa que habían hecho al creador, los humanos dejaron de entender a los animales. Las bestias se asustaron mucho del fuego y huyeron. Desde entonces, los animales han sentido temor hacia las personas y la amistad que una vez existió entre humanos y bestias jamás se ha recuperado.

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