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En Yucatán hace frío pero no se siente por el calor, lo mismo sucede con la inseguridad: claro que hay, pero el personal, la infraestructura en cámaras, patrullas equipadas, retenes y acción rápida por parte del personal de Luis Felipe Saidén en la Secretaría de Seguridad hacen el estado más seguro del país.

A Mérida no se viene a vivir por el clima, los bosques y los lagos, ni tampoco por las ruinas mayas; se viene porque la seguridad y los servicios públicos son de los más competentes del país. Según la asociación de inmobiliarias de México, la intención de venir a vivir a Mérida es la más registrada y en internet vemos a esta ciudad como una de las 20 de mejor calidad de vida en el mundo.

Pero aquí viene la apuesta del gobierno de Mauricio Vila, un reclamo justo y legítimo: llevar esa seguridad al interior del estado, es decir a las principales ciudades: Progreso, Tizimín y Valladolid, entre otras, y reforzar con cámaras la vigilancia en las colonias de la periferia de Mérida; además, drones especializados a prueba de lluvia y con grabado de 360 grados para vigilancia y acción rápida en siniestros y puntos de difícil acceso.

Para completar el círculo de vigilancia, naves marinas con equipo electrónico de radares en la costa para detectar robos a embarcaciones, casas y piratería, además de aeronaves tipo planeador con los mismos equipos para tener un control total del tráfico terrestre y marítimo en el estado. Ojos y memoria electrónicos.

Este proyecto no es nuevo, es la continuación del modelo exitoso vigente que es base del crecimiento económico y social principalmente de Mérida, sobre todo en el ramo turístico e inmobiliario; esta vez se trata de llevar este éxito a todo el estado, lo cual es justo.

Se tomará un financiamiento a 20 años, pero Yucatán es de las entidades menos endeudadas del país, y el servicio de la deuda y el capital sería, según cálculos personales de quien escribe, de cerca de 280 millones de pesos al año, algo así como menos del 1% del presupuesto del estado, nada mal para que nuestros hijos sigan durmiendo bien, pero no solo los de Mérida sino todos en Yucatán.

El tema del desarrollo económico tiene una agenda grande: desregulación, competencia, financiamiento, impuestos, infraestructura, capacitación, energía, pero todos estos descansan en un nido formado por la seguridad; por eso celebro la continuación de un proyecto que nació hace años y que hoy rinde frutos.

Las grandes inversiones siempre fueron cuestionadas en el pasado: puerto de altura, periférico y la primera inversión en cámaras en la ciudad.

La tranquilidad no tiene precio, pero sí tiene un costo y es muy menor que los beneficios en inversión, empleo, impuestos y calidad de vida ahora sí de todo Yucatán.

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