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Puede parecer difícil pero no resulta imposible que con un discurso no del todo armonizado, como pretende serlo el de los totalizadores, se puedan tomar decisiones pertinentes para contribuir a solucionar ciertas adversidades.

Tal es la distancia entre el dicho y el hecho, debido fundamentalmente a que por lo general no importa la intención con que se hagan las cosas, basta con llevarlas a cabo para desencadenar sus consecuencias.

De ahí que, a pesar de un discurso que quedó lejos de promover la colaboración y la armonía entre todos los sectores de la sociedad y todos los partidos políticos, la gran mayoría de los ciudadanos deseamos que el primer mandatario, Andrés Manuel López Obrador, entronizado antier, tenga éxito en sus objetivos de que nuestro país, durante su sexenio, se transforme en una sociedad más justa y equitativa.

No obstante, le llegó el momento de considerar que la base material con que cuenta para llevar a cabo sus planes -el presupuesto de la Federación- es limitada: El nuevo gobernante está a punto, además, de comprobar que, con las acotaciones que le imponen las leyes económicas, el margen de maniobra del presidente de la República no es tan amplio como su gente pensaba y que, contra lo que en su discurso inaugural sostuvo, será muy difícil, si no imposible, recaudar el monto que atribuyeron en su campaña a la corrupción.

Si bien en el terreno económico no se presenta al momento un panorama desolador, en el interregno hemos sido testigos de que puede haber graves repercusiones para la planta productiva, si no se respetan los equilibrios establecidos por el mercado.

Algunas de esas decisiones y anuncios han elevado el costo del servicio de la deuda del país, de la iniciativa privada y de los consumidores.

Y si bien puede parecer una medida prudente indexar los precios de las principales mercancías, como los hidrocarburos y la fuerza de trabajo, ello significaría tener que posponer el cumplimiento de dos de sus ofrecimientos más campañeros: bajar el precio de la gasolina y mejorar la distribución del ingreso.

Ya veremos cuál será el resultado final del boquete fiscal que afectará a su gobierno con la anunciada creación de la Zona Libre del Norte, que reduce ahí a la mitad el IVA y en un 20% el Impuesto Sobre la Renta (ISR).

No obstante, el problema más grave al que tendrá que enfrentarse, sin duda, es el de la inseguridad generada por el crimen organizado; en lo personal me parece viable el programa que elaboraron para ello y hago votos para que su implementación en la práctica contribuya para su éxito.
La decisión de no parar las obras del NAIM parece buena señal. Obras…

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