La economía, nada bien
El poder de la pluma
Los números registrados por el Inegi para el segundo trimestre del año dan muestra del daño causado a nuestra economía: una reducción del 18.5% del Producto Interno Bruto, lo cual equivale a dejar de producir y vender casi dos de cada diez mercancías que producíamos y vendíamos los mexicanos dentro y fuera del país.
Esta situación causa un doble efecto sobre el empleo: pérdidas de los que se tenían y ninguna oportunidad para los jóvenes que por su edad ya deberían ingresar al mercado laboral y ser productivos y que requieren de un ingreso seguro que les brinde bienestar.
A la hora de justificar esta caída, los argumentos son que la reducción se debe principalmente a las medidas de distanciamiento social aplicadas para mitigar la velocidad del contagio del coronavirus y amortiguar el agotamiento de nuestra infraestructura hospitalaria y de personal médico. Hay que decir que si bien estas medidas no dieron los resultados deseados en materia de contagio, sí se logró parcialmente mitigar la ocupación de camas. A pesar de todos estos meses, los cálculos de los especialistas señalan que los efectos del virus sobre contagios y fallecimientos seguirán creciendo de manera dramática, al grado que podrían ser de más del doble de los actuales.
Pero regresando a los problemas de nuestra economía, debemos prever que el Covid-19 seguirá aún causando más daño; el retroceso en dinero nos sitúa en los valores que producíamos hace diez años y la situación es peor si le agregamos que los resultados económicos de Pemex son caóticos, tanto en extracción como en endeudamiento.
Por si los efectos del virus no fueran suficientes, tendríamos que agregar un asunto adicional que ya tiene cerca de dos años: la falta de confianza de los inversionistas internacionales y nacionales en las políticas del gobierno federal en materia económica, que provocan que los dueños del dinero se precipiten y saquen sus inversiones del país. Por cierto, la cifra asciende, en lo que llevamos del año, a la suma de un billón de pesos.
Así están las cosas en el país: nada bien. ¿Dónde vamos a parar?
Aunque la buena noticia en materia de salud es que México ha cubierto con celeridad los acercamientos y acuerdos financieros; lo ha hecho la Fundación Slim, arriesgando una aportación millonaria para la producción de una vacuna contra el Covid-19, sin que estén concluidas las pruebas necesarias para la aplicación masiva. De ese modo México asegura la producción necesaria para nuestra población.