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La transformación de la vida interna de los partidos es sin duda sorprendente, dice el laureado actor Ignacio López Tarso, uno de los grandes de la escena en México; el PRI es fundamental para entender la vida política de nuestro país, de su militancia se han nutrido todos los partidos actuales, desprendimientos de su militancia le dieron nombre y forma a institutos que hoy compiten incluso con candidatos que días previos renuncian a su militancia para representar a otro por un cargo electoral, llevando a tal pragmatismo la actividad política que no puedes distinguir diferencias ideológicas o de gobierno entre un partido y otro.

Podemos ver alianzas entre partidos que ideológicamente no concuerdan, pero que, obligados por lo ocurrido en 2018, centran su objetivo en tratar de ganar y se asocian para ese fin. Este 2021 tendremos un proceso electoral en donde el pragmatismo logra algo insólito: una alianza entre PAN, PRI y PRD en más de 170 de los 300 distritos electorales federales y más de la mitad de los gobiernos estatales que estarán en competencia. Esta alianza contra natura lleva un propósito: lograr la mayoría en la Cámara de Diputados y poner contención a la influencia del presidente Andrés Manuel López Obrador en las decisiones del poder Legislativo; no es menor el interés que coincide con varias organizaciones empresariales y sus dirigentes. Esos hechos nos permiten observar la mutación entre contrarios históricos, que se sientan en la misma mesa para lograr vencer en esta elección a la Cuarta Transformación.

Yucatán con sus tradiciones políticas se deslindó de esa alianza y así evitar un rechazo de su militancia, aunque, en la práctica, en los tres distritos rurales federales el PAN pretende competir con candidatos que hasta hace unos días militaban en el PRI. Diríamos que una alianza sin alianza le da al caso de Yucatán una modalidad. Agregamos que por ley se exige en los distritos con cabecera en Valladolid, Ticul y Motul que los candidatos sean de origen maya o demostrar con requisitos muy difíciles de lograr ser reconocidos por organizaciones indígenas de la región, además deberán innovar el tipo de campaña ante el reto que exige la presencia del Covid y las medidas sanitarias que seguramente seguirán durante la campaña. Sin duda una elección que será singular por los motivos que la acompañan.

Morena deberá competir sin la figura central de Andrés Manuel, pero respaldada por los programas sociales que se han implementado para jóvenes, estudiantes, ninis y mayores de edad, que la estructura denominada Siervos de la nación han atendido estos dos últimos dos años. Ya veremos y será pronto.

Nuestros vecinos de Estados Unidos no se quieren quedar atrás en materia de sorpresas y el miércoles pasado dieron una muestra del grado de descomposición que vive la democracia en la Unión Americana que fue gravemente herida por un mal perdedor. El presidente Trump, al puro estilo de los populistas del mundo, manchó el proceso electoral de su país con una consigna: después de mí, el diluvio.

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