Citius, altius, fortius, communis

Los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 han iniciado luego de un obligado aplazamiento debido al estado mundial de la pandemia de Covid-19 que forzó su realización hasta el presente año. La justa olímpica reúne a los mejores deportistas del mundo en las distintas disciplinas, las miradas están puestas en cada movimiento de los atletas esperando la anhelada presea dorada, sin embargo, como cada 4 años, las controversias reaparecen además de las críticas sobre “los buenos y malos resultados”, hablar del deporte no es sencillo cuando reconocemos todo el mecanismo de preparación que antecede a un olímpico y el contexto en el que se forma. Como espectadores vemos el fin de un ciclo, la cúspide de la fortaleza, tenacidad, disciplina y resiliencia, mientras que descartamos el trabajo que conlleva lograr la participación y el triunfo en este evento internacional. 

Antes que nada conviene destacar que las y los deportistas pueden distinguirse de acuerdo a distintas características, por un lado aquellas y aquellos que realizan alguna actividad física deportiva por motivación, placer o salud sin tener ningún interés en competir, también podemos encontrar a las niñas, niños y adolescentes que en su etapa inicial deciden por voluntad o por factores secundarios hacer algún deporte, propiciando que en el desarrollo de las capacidades algunas y algunos logren destacar siendo la continuidad para el alto rendimiento una opción, si se deciden por esta alternativa posiblemente participen en competencias locales, nacionales e internacionales, es decir, esta etapa es la que determinará el salto al nivel profesional, de manera que después de una transición de progreso rigurosa el deportista ha alcanzado el nivel óptimo para incrementar el grado de exigencia físico impulsándolo a lograr la maestría deportiva, esto quiere decir el dominio de la técnica. 

Es en esta última categoría donde podemos clasificar a los atletas olímpicos, el espectáculo deportivo congrega como en la antigüedad a los mejores, y no podemos dejar de elogiar todas las habilidades que desarrollan estos hombres y mujeres a lo largo de su carrera, sobre todo los obstáculos personales que deben afrontar para permanecer en la dinámica estricta en la que son entrenados. 

Los deportistas antes de acudir al evento olímpico debieron superar además de los factores que los rodean inevitablemente: económicos, sociales y políticos, también el proceso selectivo entre los mejores del mundo, la capacidad de tolerar el sentimiento de frustración cuando los resultados no son los esperados, la paciencia para recuperarse y continuar, así como la disciplina del cuidado físico y mental, el nivel elite no se alcanza por suerte, implica la planificación de un equipo deportivo con metas y objetivos compartidos. Por eso ahora que somos público virtual disfrutemos del espectáculo deportivo que estará siempre lleno de sorpresas, corajes, adrenalina y de hazañas, que son enseñanza para todos los que practicamos algún deporte por satisfacción o alto rendimiento.