Justicia entre líneas
Cesia S. Rodríguez Medina: Justicia entre líneas
Muchos hombres y mujeres a lo largo de la historia han pronunciado en defensa propia palabras para exclamar justicia y exigirla, teniendo como única coraza la verdad. De estos pronunciamientos significantes y vigentes, no podemos olvidar que el pasado 16 de octubre se cumplieron 68 años del alegato pronunciado por Fidel Castro Ruz ante el juicio por el asalto al Cuartel Moncada y Carlos Manuel de Céspedes del 26 de Julio de 1953, este evento histórico, sería el parteaguas para el fortalecimiento de la lucha revolucionaria en Cuba, de ahí el intento por desvanecer el movimiento que cobraría impulso posteriormente.
El texto de autodefensa conocido como “La historia me absolverá”, fue transcrito y reconstruido por Fidel durante su estancia en la cárcel a partir de las notas de la periodista Marta Rojas, quien fuera de los pocos testigos con acceso al juicio, más adelante el discurso sería reproducido y distribuido de forma clandestina debido a la extrema vigilancia a la que se le sometía. Lo relevante del escrito principalmente es el hecho de ser el discurso emitido durante su juicio oral en donde el líder revolucionario en su condición de licenciado en derecho ejerce su defensa, no como un acto de vanidad, sino que creyó que sería la única forma de precisar los hechos ocurridos, como el mismo lo expresa: “Si he tenido que asumir mi propia defensa ante este tribunal se debe a dos motivos. Uno: porque prácticamente se me privó de ella por completo; otro: porque sólo quien haya sido herido tan hondo, y haya visto tan desamparada la patria y envilecida la justicia, puede hablar en una ocasión como ésta con palabras que sean sangre del corazón y entrañas de la verdad”.
En su alegato además de explicar todos los actos de operación que tenían como objetivo derrocar la dictadura de Fulgencio Batista, Fidel narra las razones de la lucha por la liberación del pueblo cubano declaradas en “Las cinco leyes revolucionarias”, como un manifiesto creado para denunciar las condiciones en las que se encontraba la mayoría de la población, siendo estas enunciadas ante el tribunal, las cuales se resumían en el desempleo y las condiciones de los trabajadores, sin acceso a vivienda y la insuficiencia de sus ingresos para vivir honradamente, también las carencias de los agricultores y otros sectores de la población como los maestros que tan mal se les trataba y se les pagaba. Durante el juicio Fidel Castro une todas las voces de sus compañeros para denunciarlas vejaciones a las que fueron sometidos, para concluir declara y rotundamente ante la audiencia: “En cuanto a mí, sé que la cárcel será dura como no lo ha sido nunca para nadie, preñada de amenazas de ruin y cobarde ensañamiento, pero no la temo, como no temo la furia del tirano miserable que arrancó la vida a setenta hermanos míos. Condenadme, no importa, la historia me absolverá”.
Sin duda, este libro escrito entre líneas ocultas, puede ser polémico pero no deja de ser importante para todo aquel que cree que la justicia y la verdad deben ser manifestadas con firmeza cuando la injusticia rebasa la legalidad. Fidel Castro fue condenado a 15 años de prisión, sin embargo, 2 años después de la sentencia fue liberado debido a la amnistía concedida por Batista en 1955