Democratización de la educación
Cesia S. Rodríguez Medina: Democratización de la educación
Es fácil definir la democracia cuando la entendemos como un sistema político y, aunque en este marco pudieran existir discrepancias, su concepto generalizado es entendible, pero ¿cómo explicarla cuando hacemos referencia a su aplicación en la educación?
El sentido democrático de la educación tiene su origen en el pensamiento político antiguo, con aportaciones de los griegos y de la filosofía moderna de Locke, Rousseau y Condorcet, entre otros. Sin embargo, no fue sino hasta el periodo de la Ilustración que se encontraron estos dos aspectos enlazados rigurosamente cuando se hizo necesario poner la educación al alcance de todos, ya que de esta forma se contribuiría al fortalecimiento de la formación de la ciudadanía en y para la democracia. Posteriormente a este periodo, su avance fue gradual a la par que se establecían las organizaciones políticas, en este punto, su atributo corresponde a una facultad únicamente relacionada con la socialización de la instrucción, aunque más adelante se irían incluyendo otras características.
Como resultado de estos procesos sociales, en el caso de México, este elemento es integrado por primera vez en el artículo 3 de la Constitución Mexicana en la reforma de 1946, durante la administración del presidente Manuel Ávila Camacho, en esta modificación se establecen los criterios que guiarán la educación que imparta el Estado, mencionando que: “se basará en los resultados del progreso científico, luchará contra la ignorancia y sus efectos, las servidumbres, los fanatismos y los prejuicios. Además: a) Será democrático, considerando a la democracia no solamente como una estructura jurídica y un régimen político, sino como un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo”. Lo anterior quiere decir que estará estrictamente relacionada sobre dos perspectivas; una que corresponde al sentido de las facultades del Estado de democratizar los servicios educativos y de materializarlos y, por otro lado, hace referencia a los aspectos formativos que contribuyen a la preparación de los estudiantes como futuros ciudadanos demócratas, a su vez que se incluye a la educación como un instrumento que favorecerá a elevar el nivel de vida de los individuos, procurando eliminar las barreras de la desigualdad cultural y económica.
En este sentido, evaluamos si en este proceso de construcción el valor democrático de la educación se ha logrado, por un lado, se destacan como positivos los elementos de obligatoriedad, laicidad, gratuidad y del acceso a la educación, no obstante y sin llegar a conclusiones definitivas, quedarán por consolidarse aspectos no menos importantes como la participación en su totalidad de todos los elementos que integran el sistema educativo, y así mismo, valorar la calidad y funcionalidad de la pedagogía para la democracia, elementos que favorecerían en el logro de este criterio.