El maestro es un doctor
Cesia Rodríguez Medina: El maestro es un doctor.
En el desarrollo de mis funciones docentes hay una reflexión que siempre me ha acompañado y que no dejo de repetirme en los momentos complejos cuando parece que nuestro trabajo rema contracorriente, provocando la idea de la inexistencia de una respuesta que permita mejorar todo lo que sucede alrededor de nuestra acción profesional.
A raíz de la lectura de algunos materiales educativos relacioné la función del doctor y el maestro haciendo referencia a las similitudes que tienen ambas profesiones, pero explicando que así como el objetivo principal que tiene un médico en su deber de prevenir, cuidar, curar, sanar y tomar decisiones en medida de su conocimiento, experiencia, responsabilidad y ética, procurando sobre cualquier circunstancia el cuidado y respeto a la vida, de esta misma manera se representa la labor del maestro y la maestra, es decir, estos tienen la honrosa responsabilidad de procurar el cuidado en el desarrollo intelectual de las niñas, niños y adolescentes, debido a que la enseñanza ocupa el lugar de la curación en un sentido de sanación, el profesor interviene para prevenir y actuar en todo aquello que implique cualquier padecimiento (rezago o déficit en el aprendizaje de habilidades y conocimientos), esto, a través de un acertado diagnóstico del estado de salud para procurarle los medicamentos y tratamientos adecuados (pedagogía y didáctica), además de atenderlo como un paciente al que estamos obligados a cuidar en el aspecto más humano. Su vitalidad va a depender del compromiso para solucionar cualquier estado crítico, un ejemplo muy claro fue todo aquello que se realizó durante la pandemia para evitar que la educación en su conjunto se paralizara.
Con todo esto, afirmo que estas dos profesiones son tan imprescindibles para el ser humano, donde además de realizarse un trabajo práctico, también se involucran valores y actitudes como la honradez, honestidad, responsabilidad, empatía, humildad, prudencia, profesionalismo, compromiso individual y social. Por esta razón y en conmemoración del Día del Maestro y la Maestra, celebrado el 15 de mayo, retomo esta analogía como un reconocimiento al ejercicio que las y los docentes de México realizan diariamente en beneficio de la formación de la niñez y juventud, procurando por encima de cualquier obstáculo su compromiso con la educación, así, el profesor y la profesora se convierten en doctor al contribuir a sanar los males que aquejan a nuestras sociedades, actuando como un buen médico que reconoce su valor y responsabilidad para la humanidad.