La comunicación política e institucional
Existe rechazo a priori de la información presentada por los gobiernos.
Un artículo de la revista Nexos titulado Los gobiernos y la comunicación emotiva, publicado el día 15 pasado señala un cambio de paradigma en la comunicación política e institucional. La cuestión, explica, es que por un lado los ciudadanos no se sienten escuchados por sus gobernantes, y por otro, hay una percepción de un gasto excesivo en cuestiones de comunicación e imagen de “sus representantes” (aunque a veces con justa razón como es el caso del señalado exmandatario de Puebla, Rafael Moreno Valle), lo que desemboca en una comunicación superflua.
Lo anterior conlleva un clima de escepticismo en los sistemas gubernamentales, lo que compromete el ejercicio de gobierno, por lo que es imperativo establecer una comunicación institucional, aunque muchas veces manejada por gente sin visión estratégica en la materia.
La respuesta, destaca el escrito de la edición, en el caso de las empresas deportivas ha sido conectar con el público, involucrándolo emocionalmente con sus marcas; sin embargo, en el caso de la política/público, existe rechazo a priori de la información presentada por los gobiernos, que normalmente se centra en comunicar datos o cifras, en lugar de privilegiar la credibilidad y el consumo de mensajes (éstos deben tener valores y creencias intrínsecas del público).
“Si, a través de la comunicación, somos capaces de generar reacciones emotivas en nuestro público”, explica, “habremos sido exitosos en involucrarlos participativamente en nuestro mensaje”, aunque habría que puntualizar que las emociones no bastan por sí solas (es decir la gente también quiere hechos y no sólo palabras).
Todo esto viene al caso, en vista de que, como nos hemos dado cuenta, ya arrancó la carrera aspiracional rumbo a 2018 de “nuestros políticos”, que ya se valen de diversas plataformas para promocionarse.