Desde hace varios días se viene revelando un nuevo escándalo informativo de proporciones gigantescas acerca de la filtración de datos de millones de usuarios de internet, que no sólo dejan en evidencia a Facebook, sino a otras plataformas como Google, que recopilan reacciones (likes) y búsquedas, para descifrar nuestras formas de pensar y actuar y venderlas al mejor postor, principalmente del marketing.

Aunque el último error deja en evidencia a la mayor red social del mundo, esta sería la segunda vez que es señalada en un par de años, luego de revelarse que circularon noticias falsas en Facebook que pudieron beneficiar a unos o perjudicar a otros en la pasada elección presidencial de Estados Unidos, y por lo cual afrontaron un proceso de investigación. Tal pareciera que la red social ya es tan grande que no puede controlar lo que en ella sucede.

Como aconteció la primera vez, el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, ha salido a declarar que, aunque la filtración no ha sido directamente de ellos, tomarán las medidas pertinentes para que la apropiación de datos personales no vuelva a ocurrir, pero la noticia ha abierto el debate entre gobiernos de varios países en busca de cuentas y la forma de regular a la red social, lo que pienso que seguramente sucederá.

También ha dejado al descubierto un negocio millonario que consiste en “empresas” que se dedican a crear noticias falsas y que son difundidas en la red, con el objetivo de influenciar a las personas para que tomen decisiones en su actuar (algo así como hacernos creer que elegimos algo, cuando alguien ya lo eligió antes por nosotros, como sucede con la moda).

Ante lo ocurrido, muchas personas, incluidos artistas como Jim Carrey, se han radicalizado y emprendido un boicot contra la red social que no la está pasando por el momento muy bien (hablando en el plano de credibilidad, porque en el económico siguen creciendo sus ingresos por publicidad) y llamando a la comunidad a cancelar las cuentas, incluso utilizando frases que ha dicho Zuckerberg en el pasado como “¡Confían en mí, idiotas!”