Las cámaras para seguridad se han multiplicado al grado que probablemente haya una grabando en cada una de las principales calles de la ciudad; para que se haga una idea, le platico que solo en mi recorrido diario de la casa hasta el colegio de mis hijos he contado 12, en un recorrido de 25 minutos sobre Circuito Colonias.

Apenas hace unos días, uno de estos dispositivos (algunos medios mencionan que era de un predio particular) contribuyó, al haber registrado la acción, a la captura de un joven que presuntamente habría asesinado y arrojado el cuerpo de su pareja (una chica de 16 años) en un terreno baldío en la colonia Nueva Kukulcán.

En Yucatán cada vez más personas las integran a su vida ante su bajo costo y cierta “tranquilidad” que puede proveer en caso de alguna emergencia, sobre todo en colonias marginadas de la ciudad, donde esta semana también destacó en redes sociales otro caso: el atraco a una mujer, a la cual le fue arrebatado su bolso en plena calle por un motociclista, que más tarde pudo ser identificado y detenido, de igual forma gracias a las grabaciones de un dispositivo particular en Kanasín, cuyos propiertarios colaboraron con las autoridades.

Como ya había mencionado en este espacio anteriormente, los aparatos digitales gozan de aceptación por parte de los ciudadanos, quienes al contrario de ver una invasión a su privacidad con las cámaras (como han planteado series de televisión) las integran como herramientas vitales para la seguridad.

Quizás habría que hacer hincapié en la colaboración con las autoridades cuando suceda algún hecho delictivo, en lugar de caer en generar sensacionalismo o difundir cuando se tenga información en video de algo lamentable (o hacerlo en caso de que eso pueda ayudar), como muchas veces podemos observar en las redes sociales. Como dije antes, después de todo las cámaras también son una responsabilidad para los dueños.