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Hace unos días hablé con un amigo que está enfermo de cáncer. Su salud es delicada, apenas puede caminar. Su ánimo ha decaído mucho, el retorno del cáncer es un golpe duro de sobrellevar. Recuerdo a una amiga que me platicó su caso, ella solo pudo repetir la palabra del médico: cáncer. Recuerdo a una amiga de mi mamá, una señora humilde a la que sus hijas le ocultaron su enfermedad; cuando asistieron a consulta, el doctor las miró con fastidio y dijo: “Esa señora ya tiene un cáncer muy avanzado, no me la traigan, no tiene caso”. La señora sufrió una crisis y murió días después.

Mi amiga Violeta Herrera también sufrió esa enfermedad dos veces. Para fortuna de Violeta estuvo rodeada de amigos, familiares y de un aliento amoroso que la acompañó y le ayudó a superar la enfermedad.

Desde hace tiempo se dice -irresponsablemente- que el cáncer viene del odio, del abandono, de la maldad o de hechos traumáticos que las personas no pueden superar y se convierten en cáncer. Es irresponsable decir algo así. Conocí a una maestra extraordinariamente generosa, una poeta, una mujer cuyo único deseo era ayudar. Ella murió de un cáncer demoledor hace unos años, no puedo aceptar que alguien diga que esa enfermedad la tuvo por odiar. Ella era un alma amorosa, jamás la oí expresar odio a nadie.

En los últimos años el cáncer parece atacar con más fuerza. Sí es verdad que la cura existe, pero a las industrias farmacéuticas no les conviene brindarla porque les generaría grandes pérdidas, entonces los enfermos son ellos: enfermos de ambición y deshumanización.

Sé que es una enfermedad que deteriora la salud de las personas y hace que el cuidado de los enfermos se complique, pero nadie merece la indiferencia o las palabras hirientes de un médico. Me pregunto si las personas que sufren esta enfermedad y que viven en el interior del estado reciben un buen trato o cuando la enfermedad ya está en fase terminal les brindan los paliativos necesarios para bien morir.

Me consta que mi amigo está bien cuidado por su familia, no solo la familia de sangre, la familia teatral también está ahí, recordándole cuánto lo queremos y que no está solo. Para demostrarlo, varios artistas han realizado eventos para recaudar fondos para apoyarlo. El próximo será el 29 de julio, en el Peón Contreras, con las actuaciones de los artistas que se presentarán solo por ayudar: Cuxum, Dzereco y Nohoch, Melo Collí, Tauch, el Box, Xpolita, Chayak, David Contreras, Chonchita, Chiquilín, Las Puruxonas, Huayito y Pitaya, Taco de ojo, Cholito, Johnny Cantarell, los Chetos, FurZio K-huich, Pierre David y Cuchi Cuchi. Son de alabar su generosidad y preocupación por sus compañeros.

Asista, diviértase y apoye a estos grandes de nuestro teatro en su misión de ayudar a sus colegas. Todo lo recaudado en la función será para apoyar el proceso de cáncer que viven Raúl Niño y la Nacha Rock.

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