Destino
La expositora destaca dos variables determinantes para definir y perfilar el futuro de una persona.
Hace unos días vi el video de una charla TED, donde la periodista especializada en ciencia Helen Pearson se refiere al más extenso e importante estudio sobre desarrollo humano, que se lleva al cabo en Reino Unido, y que se inició hace 70 años, tras terminar la Segunda Guerra Mundial.
Los científicos británicos han estudiado desde entonces las vidas de más de 70,000 personas, intentando descubrir los motivos por los que algunos terminan alcanzando la felicidad, gozan de buena salud general y son financiera y socialmente estables, y a otros, en cambio, les cuesta más esfuerzo, soportan sacrificios y están en constante lucha por superar los obstáculos que supone el tránsito por esta hermosa aventura que llamamos vida.
La expositora destaca dos variables determinantes para definir y perfilar el futuro de una persona. El primero sugiere que los nacidos en hogares con algún grado de pobreza son en mayor porcentaje aquellos que tendrán que hacer un mayor esfuerzo para salir adelante, lo cual parece ser muy obvio, y parecería confirmar la teoría del determinismo, con la que confieso no estar de acuerdo, que sugiere que el destino de una persona está condicionado por sus circunstancias.
El psiquiatra austriaco Viktor Emil Frankl, padre de la logoterapia, combate al determinismo en su libro “El Hombre en busca de sentido”, y una frase suya lo resume magistralmente: “A un hombre le pueden robar todo, menos la última de las libertades: la elección de su propia actitud ante cualquier tipo de circunstancias, la elección del propio camino”. De modo que es posible “romper” con esas ataduras que imponen las circunstancias, pero es necesaria una decisión personal y fortaleza para definir una actitud ante esas circunstancias y decidir el propio destino.
Con esto cobra importancia la segunda variable que se refiere a contar con buenos padres. Atendiendo a este asunto precisamente desde la perspectiva de padres: todos los que lo somos desearíamos ser los mejores, para proporcionarles a nuestros hijos la fortaleza necesaria para superar sus circunstancias, alcanzar la felicidad y tener una vida mejor.
Pero ¿cómo se es un buen padre?, el estudio sugiere no tensionarse por encontrar la fórmula de la “buena paternidad”, basta con ofrecer a los hijos estabilidad en el hogar, manifestarles ambos padres de manera inequívoca, amorosa y sincera nuestro interés por su futuro e inculcarles hábitos disciplinados como tener hora fija para dormir.
Por eso me preocupa mucho el incremento en la cantidad de divorcios y familias lastimadas por la desunión, me duele cuando me entero de una nueva separación de algún amigo, conocido o familiar, aun cuando a la luz del análisis de las condiciones se determine que “ha sido lo mejor”.
¡Fortalezcamos a la familia!