Brillo

Creo que todos estamos llamados a brillar, es lícito y muy positivo, sobre todo cuando es bien merecido.

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El brillo termina en La Brea (The glitter ends at La Brea)

Esta frase la pronuncia “Flash” Madden, un personaje de ficción interpretado por Christopher Plummer en la película Man in the Chair, y se refiere al hecho de que el famoso Paseo de la Fama, una acera sobre un tramo de Hollywood Boulevard, en California, inicia en la calle Bower y termina en avenida La Brea. En el suelo de este paseo hay más de dos mil 500 estrellas de cinco puntas, consistentes en una pieza de terrazo, que enmarca una estrella con fondo color rosa y un borde de bronce incrustado en un cuadrado de color carbón. Dentro de la estrella están también, grabados en bronce, el nombre de la celebridad homenajeada y un emblema redondo que indica la categoría por la que se concedió el reconocimiento, que pudo ser por su contribución a la industria del cine, la televisión, la música, la radio o el teatro.

“Flash” quiere con esta frase darle a entender al joven Cameron Kincaid, a quien ayuda a realizar un filme para una competencia estudiantil, que la fama, el éxito, el dinero, los lujos, el glamur y toda la parafernalia del show business se acaban, al igual que el resplandor de las celebridades congregadas en The walk of Fame termina en la avenida La Brea.

Creo que todos estamos llamados a brillar, es lícito y muy positivo, sobre todo cuando es bien merecido. Es parte del ejercicio de nuestra vocación; cada uno en el campo en que se desempeña debe perseguir la excelencia, aprender constantemente, mejorar y especializarse a base de esfuerzo continuo y cotidiano. Hacerlo así trae como una lógica consecuencia emitir un destello que todos notan y reconocen. Muchas veces eso deriva en reconocimientos explícitos como premios, trofeos o diplomas, y en otras ocasiones simplemente se goza del reconocimiento público generalizado de quienes te rodean, sin mediar un objeto que lo represente.

También es cierto que ese brillo, cuando no es merecido, puede ser un destello que rápidamente pierde lustre y se apaga. Hoy día es fácil comprarse una posición mediante acciones alejadas de la ética y los valores.

Todos sin excepción nos dirigimos hacia La Brea, la zona en donde esa claridad se vuelve opaca, y es entonces cuando las personas se enfrentan con la realidad, una realidad que no les gusta, que duele, que lastima.

Lo importante es caminar lo más lentamente posible por ese sendero, de modo que el fulgor permanezca durante toda tu vida y con algo de suerte el declive de tu luz coincida con tu partida. Para lograrlo es necesario transitar con humildad y modestia, pero también con determinación, valor, actitud de mejora y aprendizaje constante.

Así que, caminemos despacito hacia La Brea, sin apuro, con la frente en alto.

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