Memoria normalista de Yucatán
El poder de la pluma
A la maestra Effy Luz Vázquez López
Tras la conformación de la nación, al término de la Independencia y la instauración de los primeros gobiernos mexicanos, se comenzó a discutir cuál sería el mejor modelo educativo, cuál debía ser la forma adecuada a los intereses nacionales de transmitir los valores que darían forma a los futuros ciudadanos, además de discutirse sobre qué habría de enseñarse. Cerca de dos siglos han transcurrido desde entonces, los debates en torno a la educación continúan, los cambios de modelos de enseñanza, reformas curriculares, legales y pedagógicas se registran en el acontecer diario y son precisamente las escuelas normales el lugar donde se manifiestan estas realidades.
La restauración de la República en 1867, encabezada por Benito Juárez tras derrotar al Segundo Imperio francés de Maximiliano de Habsburgo, permitió la edificación de instituciones culturales y educativas de gran significancia para México. En Yucatán, el gobierno liberal de Manuel Cepeda Peraza fundó la Escuela Normal de Profesores que inició sus labores el 1 de octubre de 1868, bajo la dirección de Olegario Molina, ocupando una parte de la planta baja del actual edificio de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady), espacio que compartió con el Instituto Literario del Estado, institución a la cual fue adscrita un año más tarde, y que para 1873 se hiciera cargo de sus funciones, quedando por un tiempo cerrada la Escuela Normal. Sería hasta el 15 de enero de 1882 cuando la Escuela Normal de Profesores reabriría sus puertas bajo la tutela del profesor Manuel Sales Cepeda, iniciando así una larga y fructífera historia que hasta la fecha continúa.
El magisterio afronta el reto de hacer patente su misión de transmitir enseñanzas a la infancia y juventud mexicanas, las condiciones cambian en cada región, deben enfrentar la pobreza y andar senderos interminables todos los días para llegar a sus centros de trabajo e, incluso, afrontar pandemias. Son mujeres y hombres dedicados a este apostolado quienes tienen el futuro de la nación en su trabajo, ya que del tipo de ciudadanos que formen dependerá el porvenir nacional. Sus historias, semejantes y contradictorias, cercanas pero con particularidades, dan muestra del papel primordial del magisterio en las comunidades, en la cultura y en la sociedad. Su figura descuella y se registra como generadora de transformaciones sociales.
En 2021, el magisterio yucateco celebra el 139 aniversario de fundación de la Benemérita y Centenaria Escuela Normal Urbana “Rodolfo Menéndez de la Peña”, motivo que debe llenar de orgullo a todos quienes entregan sus esfuerzos por hacer de este país un mejor lugar, inculcando el conocimiento, la reflexión y la conciencia. El papel que tiene el magisterio en la sociedad y en las transformaciones del país es de valorarse, no sólo como un hecho histórico, sino como la muestra de la importancia de quienes tienen a su cargo la formación de las nuevas generaciones mediante la entrega de su esfuerzo y vocación. Conservar la memoria, difundirla e incrementarla es una indispensable labor y responsabilidad que recae en cada uno de nosotros. La sociedad yucateca se ha nutrido de los saberes y de las acciones del magisterio, reconocer su papel es fundamental para el bienestar social de Yucatán.