Los últimos acontecimientos en Cuba han puesto en la escena global la disputa entre dos modelos económico-sociales antagónicos, la dicotomía capitalismo frente a socialismo, subyace en la raíz profunda de la nueva escalada agresiva y oportunista que el imperialismo estadunidense desarrolla sobre la isla caribeña. El detonante ha sido el daño material causado por el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto desde hace más de seis décadas, propiciando la escasez de recursos e insumos para el combate al Covid-19. Cuba ha sido desde el inicio de la pandemia uno de los países en el mundo que mejor le ha hecho frente, e incluso, ha enviado brigadas de médicos a apoyar rincones del mundo a los cuales ninguna de las potencias se atreve, resultando por demás cínico que ahora cuando los contagios aumentaron, se le acuse de abandonar a su pueblo, cuando es el único país latinoamericano que ha desarrollado dos vacunas y ya se encuentra en proceso de inoculación.

Cuba logró sobrellevar la situación durante más de año y medio por su economía planificada, un principio del socialismo, ¿o acaso ya se olvidó que durante meses el epicentro de la pandemia estuvo en Nueva York?, ¿por qué nadie pidió una “intervención humanitaria” para Estados Unidos, Brasil, Francia, India, Italia y demás países que durante todo este tiempo llegaron a encabezar la lista de contagios y defunciones?, siendo que Brasil y Estados Unidos han rebasado el medio millón de muertes.

El imperialismo estadunidense busca invadir Cuba y desarticular la Revolución para convertir a la isla nuevamente en su colonia. Esta no es una afirmación al vapor ni es resultado de la desventura trasnochada de la que los “arrepentidos” y los ultraconservadores nos acusan a quienes defendemos la soberanía y la autodeterminación cubana así como el proceso socialista y revolucionario, pues quien guste puede consultar las declaraciones de políticos, artistas, intelectuales y demás sujetos sociales de los Estados Unidos y la derecha mundial que están pidiendo a gritos una “intervención humanitaria” en la isla, lo que significa según la definición de diversos organismos internacionales, la injerencia militar de un Estado sobre otro sin su consentimiento, lo que en castellano representaría la violación de la soberanía y de los derechos humanos de toda la población.

Es verdad que en Cuba hay inconformidad y que debe atenderse, hay que fortalecer al socialimo, pero no se olviden ni se mareen con la propaganda mediática, el bloqueo existe y se ha recrudecido desde el gobierno de Donald Trump con 243 nuevas medidas, las cuales son sostenidas actualmente por Joe Biden, algo que el Imperio no niega, sino al contrario, lo reafirma argumentado que es una medida útil a sus intereses para desestabilizar a la sociedad cubana. Los diversos gobiernos estadunidenses han invertido millones de dólares en propaganda subversiva contra la revolución cubana y el socialismo, han financiado organizaciones contrarrevolucionarias y terroristas, han intentado de muchas formas la invasión e incluso fracasaron militarmente en Bahía de Cochinos en 1961, apenas un día después de que fuera declarado el carácter socialista del proceso en Cuba. Ahora busca capitalizar para sus intereses inhumanos la escasez que ellos mismos han creado, el cinismo desmedido del imperio es fácil de ver.

Por ello, la verdadera ayuda a Cuba y su pueblo comienza por exigir el fin del bloqueo genocida.