Limpiar nuestro escritorio

Cristóbal León Campos: Limpiar nuestro escritorio

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Afrontar el duelo suele ser un reto y una enseñanza a la vez, ese me parece es el mensaje central de la película De son vivant (“Mientras esté vivo”), en cuya trama se observa el último año de un hombre enfermo terminal de cáncer. El transcurrir del tiempo se divide en cada una de las cuatro estaciones, las cuales conjugan las etapas del duelo, así, al enterarse Benjamín (personaje central) de su malestar y la proximidad de su muerte, inicia el camino que lo llevará hasta el final de su vida, teniendo que afrontar las emociones de negación, ira, negociación, depresión y aceptación, según la caracterización que ha realizado la psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross, respecto a los pacientes que conocen la cercanía del fin de su existencia material.

En general, De son vivant presenta una concatenación de duelos vividos por los personajes que acompañan a Benjamín en su proceso, su madre, sus alumnos (en especial una enamorada de él), el doctor y la enfermera que le cuidan y preparan para su partida, así como su hijo a quien no conoce en persona, situación que nos acerca a otra de las enseñanzas de la cinta, transmitidas a través del personaje del doctor, quien se caracteriza por practicar una filosofía humanista que contribuye a sensibilizar a los pacientes terminales y, en ese sentido, el doctor se convierte en una alegoría de la vida misma, al reforzar el proceso de partida inculcando la necesidad de limpiar el escritorio, una metáfora que en suma significa resolver los pendientes que se tienen en la vida para poder afrontar la muerte sin preocupaciones y en paz con uno mismo.

Benjamín es a primera vista un hombre solitario que renunció a sus sueños por complacer la obsesión de su madre, pero conforme avanza la trama, puede reconocerse el afecto y admiración que inspira en sus alumnos por la pasión que transmite al impartir sus clases de teatro (que sin duda es su gran devoción), así como por los vínculos que genera con quienes le conocen, tal y como es el caso de la enfermera encargada de su cuidado. El silencioso dolor que ha resguardado por la culpa y el remordimiento durante años tras no reconocer a su hijo, es uno de los pendientes que lo obligarán a enfrentarse a la urgencia de limpiar su escritorio repleto de asuntos sin resolver, al igual que los sentimientos encontrados respecto a su madre y la influencia que ha tenido sobre sus decisiones cruciales.

Las reflexiones que en cada uno de nosotros despierta De son vivant, ya que todas y todos cargamos un sinfín de duelos inacabados, invitan a concientizarnos de la necesidad de no esperar el proceso final de nuestras vidas para ir poco a poco resolviendo los pendientes que tenemos sobre el escritorio. Afrontar y cerrar los ciclos, despedirnos de los seres queridos, reconocer el afecto y el amor sin miedo, afrontar la pérdida y aceptar nuestros errores de la misma manera en que aceptamos que somos merecedores de la felicidad y el bienestar, son algunas de las muchas invitaciones que nos hace ésta cinta francesa por demás recomendable. Limpiar el escritorio es un proceso continuo que nos acerca a la estabilidad psíquica, emocional y espiritual que todo ser humano merece.

Posdata
De son vivant se está transmitiendo por unos días en la ciudad como parte del ciclo de Cine Francés, no pierda la oportunidad y vaya a verla.

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