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Esta semana, dos acaecimientos alteraron la mar en calma con que navegaba la Marina y la pusieron “a son de mar”: 1) La filtración de un posible motín contra el almirante secretario, por parte de su segundo de abordo, y 2) La detención de 30 marinos acusados de desaparición de varias personas en 2014 en Tamaulipas. El control de averías fue rápido y la calma chicha parece haber vuelto a la Secretaría de Marina, pero habrá consecuencias, como suele suceder después de amainar un temporal.

En el primer caso, el sitio web mexicocodigorojo.com publicó, bajo el título “Contrainteligencia en la Semar; Guerra sucia para relevar al Secretario Ojeda”, que el subsecretario, almirante Eduardo Redondo Arámburo, encabeza una guerra interna, con otros almirantes, contra el titular de la Semar, José Rafael Ojeda Durán –quien convalece de Covid-19 por segunda ocasión–, para posicionarse y alcanzar sus aspiraciones personales. Además, se afirma que “dentro de las reuniones sostenidas se destaca su grupo operativo donde se encuentran los almirantes José Luis Vergara Ibarra (comandante de la V Región Naval con sede en Isla Mujeres, Quintana Roo) y Marco Antonio Ortega Siu (en retiro), personas de confianza del ex secretario Vidal Francisco Soberón Sanz”, y que “existen gráficas de reuniones con otros mandos en Santa Fe CdMx”.

El portal donde se publicó el artículo firmado por “Staff” presume que “distribuye noticias verdaderas, somos sobrevivientes de distintas guerras”. Pero el autor evidencia un total desconocimiento de los valores que mantienen a flote a la Armada en sus casi 200 años de existencia, el primero es la lealtad, que pasa por un principio básico: la fraternidad, pues más allá de ambiciones personales (muy válidas, por cierto) los egresados de la Heroica Escuela Naval Militar acrisolan en ese heroico plantel una hermandad que viven no sólo en el ejercicio del mando, sino que se extiende en la vida diaria, fuera de los buques y cuarteles. Quienes conocen al subsecretario de Marina afirman que no sólo ha desmentido el infundio, sino que aguarda su pase a situación de retiro, como lo marca la ley.

El segundo obús a la Naval vino de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) que acusa a dos mandos navales y otros 28 elementos como presuntos responsables de la desaparición forzosa de 27 personas (12 aparecieron muertas), según la recomendación VG36/2020 publicada en julio de 2020. Al almirante Ortega Siu (un infante de marina piloto helicopterista que en tan sólo ocho años, de 2007 a 2015, escaló cuatro jerarquía al ascender de capitán de navío a almirante) era el máximo responsable de la Unidad de Operaciones Especiales de la Armada. Tiene en su palmarés golpes al crimen organizado, como la recaptura de Joaquín el “Chapo” Guzmán, en enero de 2016. Además, fue anunciado como secretario de Seguridad en Puebla en julio de 2019, aunque finalmente, el gobernador Miguel Barbosa se decantó por otro almirante.

Hay turbulencia, pero la Marina navega con un buen capitán que pronto volverá al puente de mando para marcar rumbo.

Anexo “1”

Leyendo la cartilla

Destacar que desde 2016 la Semar emitió su “Cartilla de Derechos Humanos para el Personal de la Secretaría de Marina”, revisada por la CNDH, que busca promover el respeto de los derechos humanos en el actuar del personal de la Armada de México ante la sociedad, para evitar hechos o actos que puedan vulnerar tales derechos.

Sobre la desaparición forzada, señala que curre al realizarse, por parte de cualquier autoridad, una detención legal o ilegal de una o varias personas, a partir de la cual se propicie o mantenga su ocultamiento.

-Es cometida por servidores públicos o particulares que actúan con el consentimiento de una autoridad u otro servidor público.

-Los responsables se niegan a reconocer dicha privación de libertad y ocultan el paradero de la persona desaparecida.

En la cartilla se destaca que “es una violación múltiple a los derechos humanos porque: Se priva de la libertad a una persona; esta se encuentra en riesgo de perder la vida, y sus familiares se convierten en víctimas”.

Hay que leer la cartilla... y observarla.

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