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Comenzaron las campañas políticas y debemos agradecer que sólo durante tres meses vamos a soportar anuncios, mítines, acarreos y promesas casi siempre incumplidas de candidatos que pretenden mostrar su mejor rostro (Photoshop incluido) para lograr el escaño, la curul o la gubernatura en estos comicios. Esto incluye su propaganda por radio y televisión denostando al oponente o partido contrario, pero lo que en realidad muestran es que todos están cortados por la misma tijera y todos tienen cola que les pisen, unos más larga que otros.

Es tiempo también de recibir gorra, playera, bolígrafo, taza, llavero y otros artículos promocionales que se acostumbra repartir en los actos de campaña (no hemos trascendido esto), aunque hay algunos reacios a recibir estas baratijas con que los aspirantes justifican el dinero que les asigna la autoridad electoral, de lo que siempre les queda algo. En estas épocas siempre recuerdo las palabras de un tendero del rumbo de la casa. Don Manuel solía decir: “Toma lo que te ofrezcan porque es dinero de nosotros, pero vota por al partido o candidato de tu preferencia”.

Según estudios legislativos, ese prologado periodo de campaña de los procesos electorales (la presidencial era de casi un año en los 70) resultaba más onerosos que en otras democracias másdesarrolladas; además, se trata definanciamiento preponderantemente público, muy elevado, que en la práctica no ha demostrado contribuir a elevar la calidad, por el contrario, las contiendas electorales llevan a confrontacionespolarizantes de las fuerzas políticas y, por ende, de la ciudadanía, como lo estamos viendo actualmente. Por otra parte, hay candidatos (y candidatas) con desconocimiento no sólo de las necesidadesde la ciudadanía, sino hasta de la comunidad que pretenden representar, como es el caso de Anahí González Hernández, habitante de Cancún y candidata a diputada federal por Morena por el distrito electoral federal 2, con cabecera en Chetumal.

No obstante de que ahora hay menos tiempo para escuchar planes y promesas de campaña, por todos los medios, los candidatos no escatiman en los “regalos”, pues al generoso financiamiento que les otorga del INE se suman las aportaciones de particulares, no tan transparentes (son expertos en ocultar el dinero “extra”), que les permiten dar apoyo en dinero y especie a las clases más vulnerables, es cuando se dan los baños de pueblo para abrir comedores comunitarios o hasta clínicas y dispensarios para atender a sus potenciales electores. Quienes llevan ventaja son los que buscan continuar en el poder, pues tuvieron tres años para ganarse la simpatía de la ciudadanía, por su gestión como alcaldes –con obras y servicios o cumpliendo sus promesas– o como legisladores –impulsando leyes de beneficio colectivo–, lo cual estiman capitalizar en la jornada del 6 de junio próximo.

Sí, es tiempo de campañas y qué mejor que nos regalen un corto periodo, y que la pandemia evite las visitas de los aspirantes a los domicilios de los simpatizantes para tomarse la foto (montajes diría AMLO), aunque siempre hay alguien que transgrede las normas.

Anexo “1”

¿Por quién votan los militares?

A diferencia del siglo pasado, ahora se percibe más interés en el tema electoral entre militares en activo y en retiro, expresando opiniones en las páginas que han abierto en redes sociales y participando activamente en organizaciones políticas. Los primeros porque un cambio afecta o beneficia el futuro de sus carreras, y los segundos porque reclaman derechos incumplidos, desde económicos hasta sociales, o bien aprovechan la coyuntura para alcanzar algún cargo. Además, desde hace años la cuota política a las fuerzas armadas ha ido mermando. De haber gobernadores emanados del Ejército y la Marina, ahora solo un par de militares se mantienen en el legislativo, y pasan sin pena ni gloria.

Atrás quedó el voto “corporativo” en las fuerzas armadas, cambio que se inició en 2003 cuando un grupo de generales y almirantes creó la Alianza Nacional Revolucionaria, que al año siguiente obtuvo registro como agrupación política, recibió dinero del IFE (ahora INE) y terminó por disolverse en 2012 por inactividad; sólo se llevaron el dinero asignado. Ahora Se vota, como antes, libremente. Ningún mando incide en sus subordinados para motivar el sufragio a favor de tal o cual candidato. Esto es muy claro: no hay línea, como nunca lo ha habido.

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