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In memoriam Martiniano Alcocer Álvarez. A quien me dio la oportunidad de publicar en el periódico de un grupo con reconocimiento nacional; el placer de escribir, siempre estará acompañado de su recuerdo. Gracias “teacher” Martiniano.

La actual política de restricción presupuestaria del gobierno le otorga un reducido margen de maniobra, para el control de la inflación —no es la causante—, se explica a través de varios fenómenos: algunos de carácter externo y otros domésticos.

Primero, un componente importante de la inflación se explica por la presión generada por el alza del petróleo en el mundo, en promedio mayores en un tercio del registrado en el 2020, lo que implica en un incremento de los combustibles en los Estados Unidos, —motivados también por políticas contradictorias entre la administración Trump y la actual gestión— país del que dependemos del suministro de gasolinas.

Segundo la sobre emisión de dólares, producto de las políticas estadounidenses de estimulación a su economía con el objetivo de dejar atrás los efectos de la pandemia Covid-19 está calentando la economía de los principales socios comerciales de ese país, —entre los que se encuentra México—, se empieza a distinguir en los precios de los activos bursátiles y los bienes inmuebles, incluso en el aumento de las remesas que envían los trabajadores migrantes, que más temprano que tarde este efecto se transmitirá al resto de los precios de los bienes producidos en las economías vinculadas laboralmente con Estados Unidos.

Tercero, la guerra comercial entre China y Estados Unidos está pasando factura a las cadenas de suministros y logística a los sectores dependientes de la economía china y regiones conectadas a los puertos que reciben barcos desde Asia, que al disminuir el tráfico forman cuellos de botella, mayores tiempos de entrega, lo que se traduce en menor oferta y su correspondiente aumento de precios. En otras palabras, se están reasignando los valores en la matriz de costos de varias industrias.

Cuarto, la prolongada sequía que está azotando al 84% del territorio nacional ha provocado que el nivel de agua en las presas esté en un 33,1 % de su capacidad, representa un 55 % menor comparándolo con el año pasado, que consiguientemente genera presiones alcistas en los precios relacionados con la industria agropecuaria y alimentaria.

La quinta componente, —la menos influyente— tiene un sentido político, que busca rescatar a la oposición, a través del malestar social, con vista a las elecciones de junio como respuesta de algunos grupos de poder; y tal vez, se trate de una “venganza empresarial” por la presión que ejerció el actual gobierno que los obligó a pagar impuestos rezagados; además se manifiesta la poca influencia que tiene la actual titular de la secretaría de Economía sobre ese sector.

En mi opinión, el aumento de precios será temporal, por proceder de los commodities como combustibles, minerales y alimentos, que suelen ser volátiles; lo complejo son las políticas de terceros países, —y grillas domésticas— eso no lo resuelve el mercado.

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