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Entro como siempre a Facebook y me encuentro con un bombardeo de pensamientos en donde siempre tiene que haber un ofendido. Parece que ya nada puede ser publicado: ni chistes ni noticias; los primeros porque de alguna manera ofenden y las segundas, en su mayoría, son mentiras. Me provoca náuseas ver tantos medios amarillistas que solo confunden a la gente para que el odio perdure, me asquean las fotos y videos de políticos abusando de su cargo, mañaneros con engaños y a un pueblo dividido.

Me parece ridículo cómo una opinión puede generar tanta envidia y cómo los que se sienten adultos sabiondos clasifican a los jóvenes como milenials diciendo que somos culpables de todos los problemas, sin darse cuenta de que ellos nos educaron. En cualquier caso siempre resulta mejor echar la culpa que observar al espejo.

Pero si hay tanto daño en el aire, si hay tanto ofendido, ¿qué es entonces lo que está bien y lo que está mal? Sí observas a la gente notarás que unos quieren tener la verdad, otros desean obtener la razón y, peor aún, hay quienes piensan que la tienen. ¿Dónde están esa verdad y esa razón? Es sencillo, tanto lo bueno como lo verdadero se encuentran en la ética, no por nada existe esta ciencia filosófica que nos dota de razón y dirección hacia saber elegir, hablar y actuar. El problema es que nos la hemos estado pasando por el arco del triunfo y tras pisarla simulamos que no existe porque nos creemos más capaces que ella.

Ya no miramos al pasado para aprender de él, solamente volteamos y nos burlamos; nos aburre Sócrates, nos adormecen Aristóteles y sus discursos del bien, ignorando las autopreguntas para vivir en paz: ¿Quiero? ¿Debo? ¿Puedo? Ya que no todo lo que queremos se puede, ni todo lo que debemos podemos, ni todo lo que queremos debemos.

Habrá realmente armonía el día que comprendamos que aquello que queremos es al mismo tiempo lo que se debe y lo que se puede ¡Eso es la ética!, como por arte de magia nos lleva a elegir bien, dejando de lado la doble moral; no siempre se trata de nosotros, de nuestro beneficio, se trata de todos y si lo que queremos afecta a otros, entonces quizá no era lo éticamente correcto.

Pero como al parecer las relaciones interpersonales son ahora más frecuentes en las redes sociales y parece que todo lo que decimos lastima, quizá también deberíamos formularnos unas muy buenas preguntas previas a cualquier post o comentario: ¿Estamos seguros de que lo que vamos a escribir es cierto?, ¿es algo bueno?, ¿será provechoso hacerlo? Y si tus tres respuestas son “sí”, entonces ¡ya lo tienes! Estarás alcanzando lo bueno y nadie debe quedar ofendido, pues no es que nos falte tacto, es la ausencia de tolerancia, respeto, amor, ética y, englobando todo esto, es no sabernos poner en los zapatos del otro.

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