|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

La magia es un cúmulo de sentimientos, valores o situaciones increíbles que nos hacen explotar las sensaciones humanas más extraordinarias. Podemos encontrarla en todas partes, como en la ilusión y esperanza, pero también en la incertidumbre. La magia nos da fuerza para la prevención y el autocuidado, como ocurrió en los primeros meses de la pandemia, el terror que nos ocasionaba el Covid nos llevaba a ocultarnos en casa y ahora la resignación rompe la magia y salimos como si nada ocurriera llevándonos el mayor de los pecados: atentar contra nuestra vida y la de otros.

También las mentiras llevan al miedo, el cual se canaliza de diversas formas: ira, ansiedad o depresión, pero a otros les da armas. Deseo confesar que me encuentro frente a una gran incertidumbre y preocupación por una posible mentira política y por lo tanto un miedo garrafal que me llama a seguirme cuidando y a incitar a otros a hacerlo ¿A qué me refiero? Dicen que los hospitales se están llenando, que las camas Covid se están ocupando todas. Una aclaración: no es lo mismo la cama Covid que la normal, la primera está adaptada para los requerimientos de estos pacientes y están aisladas del resto. ¿Pero quiénes dicen que no hay espacio? Primeramente los mismos hospitales privados, al grado de poner letreros en la puerta en donde avisan a sus clientes que ya no tienen capacidad para hospitalización. En segundo lugar, el personal de salud. Hablé con algunos conocidos de confianza, quienes me decían que les quedan muy pocas camas en las unidades privadas y públicas en las que laboran y que incluso muchos ya no tenían nada de espacio. El gobernador, desde el viernes, ha estado publicando la capacidad de los hospitales, misma que no concuerda con los datos que comparten los personales de éstos, situación que nos preocupa, en especial cuando vemos que aumenta al doble la cantidad de pacientes sospechosos.

¿Cuál es la realidad? Al 100% jamás lo sabremos, aunque estoy seguro de que la capacidad hospitalaria está al límite y fluctuante: fallecen unos y se dan de alta otros permitiendo de esa manera que ingresen pacientes. También observo que hay hospitales que no han abierto algunas áreas, como es el HRAEPY con un piso con camas censables pero no listas para la atención, según dicen, por carecer de personal, por lo cual el número de camas se ve elevado aunque varias estén inutilizables. Misma situación del siglo XXI que se encuentra inactivo.

Le imploro extremar cuidados, esto aún no acaba y, si antes era preocupante enfermarse para no saturar los servicios de salud, ahora que varios ya lo están, lo es más. ¡Estamos en el peor momento! Nadie va a cuidar mejor a nuestras familias que nosotros, ahí está la magia. ¡Miedo que nos lleva a la prevención! Ya habíamos empezado a estancar la curva, pero si bajamos la guardia empezaremos de cero y si regresa el semáforo rojo o se instaura un toque de queda, no me importa. La estabilidad económica es importante pero ¿cuántas vidas estamos dispuestos a sacrificar? ¿La de tus padres? ¿Tus amigos? ¿Tus abuelos? ¿La vida de quién?

Lo más leído

skeleton





skeleton