Otra mortal epidemia
David Ojeda Correa: Otra mortal epidemia
Las epidemias no se acaban y en nuestro Estado tenemos otra que está matando a muchas personas, pero no le hemos prestado la atención que merece. Incluso, en urgencias, han aumentado el número de casos y muchos ni siquiera han sido adecuadamente diagnosticados o tratados. Estoy hablando de la depresión, que si bien ya he escrito sobre ella, no me cansaré de hacerlo tras notar como compañeros médicos no la comprenden y como los psiquiatras tienen las agendas tan llenas que no la logran atender… se nos está saliendo de las manos.
No estamos prestando atención a los datos de alarma, aunque claro, no es obligación de nadie mirar por el estado emocional o mental de los demás, sin embargo, las mismas personas deprimidas muchas veces no saben que lo están, ven todo en colores oscuros sin probabilidades de mejora llevando a esperar la muerte o incluso buscándola.
Primero, es indispensable que comprendamos de dónde viene la depresión, pues, si hay algo que puede hacer explotar al paciente deprimido es que le digan “piensa en otra cosa” o que le oferten realizar las cosas que siente que no puede hacer, pues el deseo de muerte y la tristeza, no es algo que puedan evitar, está presente todo el tiempo y por ello pierden el ímpetu, duermen mucho o tienen insomnio, pierden el líbido sexual, tienen síntomas extraños, así que sí, esa persona “achacosa” podría realmente estar cursando con depresión. Ese enojo constante, esa irritabilidad puede ser el dato de alarma de nuestro cuerpo.
A la depresión hay que mirarla desde dos vertientes, la neurológica y la psicológica; es indispensable que no confundamos la una con la otra: por un lado, existen los detonantes, es decir, situaciones que pueden ponernos tristes, pero, la tristeza no es lo mismo que la depresión, se considera depresión cuando una tristeza se prolonga por vario tiempo y que, además, interfiere con nuestra vida diaria. Para entender mejor la parte neurológica, recordemos la película de Disney “Intensamente”, en donde, Alegría y Tristeza (las protagonistas) se pierden y dejan sin emociones a Riley (la niña). Pasa algo muy semejante en las personas con depresión, pierden a Alegría, que en realidad es la serotonina, una sustancia química. Los pacientes con depresión tienen niveles muy bajos haciendo que sus emociones de alegría, excitación, entre otras, desaparezcan. Así que, el tratamiento es darle nuevamente serotonina al paciente, al igual que pasa con el diabético que, por falta de una sustancia llamada insulina, no puede sacar el azúcar de su cuerpo. Esta falta de serotonina puede venir por herencia genética o por algún detonante, así que, en realidad, el tratamiento es posible, tomando serotonina, la cual se encuentra en la mayoría de los antidepresivos, que por cierto, no generan adicción ni necesitan receta médica.
Pero el tratamiento de la depresión no es únicamente con medicamentos, la medicina nos libra de la parte neurológica, pero es indispensable acudir a terapia para vencer la parte psicológica y lograr ganarle a los detonantes de nuestra depresión.
Si te sientes triste, cansado de la vida, por favor, exprésalo a quien más confianza le tengas y si no, estoy para servirte.