Venciendo al Covid
David R. Ojeda Correa: Venciendo al Covid
En estos dos años de intensa lucha contra la Covid-19, en todos mis pacientes he observado un factor en común, el miedo. Quienes hemos tenido esta enfermedad temimos por nuestra vida o por la de nuestros familiares, por ello, me es tan importante explicarle al paciente punto por punto su padecimiento, de qué se trata y qué es lo que puede llegar a sentir, así como cual es el tratamiento que van a llevar y cómo funcionará. Aún así vencer el miedo para enfrentar al coronavirus no es sencillo, pero han habido muchos valientes que con esperanza y fe lo han logrado.
La semana pasada escribí sobre las grandes ventajas que tenemos con los nuevos tratamientos, siempre y cuando se inicien a tiempo. Por ello, nuevamente los invito a no pensar que la Covid es una enfermedad cualquiera, acérquense a su médico de confianza, mucho se puede hacer incluso en quienes no se han vacunado. Apenas tengan un poco de tos, hay que darle seguimiento constante y medicación de manera física, no por consulta de WhatsApp ni videollamada.
Con gran alegría en mi alma, saltando con una sin igual emoción, deseo, con el permiso de sus familiares, hablares del señor Abigay Peraza, a quien el lunes pasado tuve la oportunidad de dar de alta de Covid-19 grave, es decir, una enfermedad que llevó a postrar a don Abi por tres semanas, lo doblegó hasta requerir oxígeno y, por si fuera poco, una bacteria se incluyó complicando el cuadro, haciendo que perdiera la cordura y presentara un cuadro de demencia aguda que mucho trabajo costó para recobrar. Al día de hoy, don Abi se encuentra deambulando con apoyo de su burrito por toda su casa, sin oxígeno, incluso cantando, como si esas aterradoras tres semanas no hubieran pasado, pero ¿qué tiene de particular esta historia? Resulta que don Abi no se vacunó contra la Covid-19, tiene insuficiencia renal, además de hipertensión arterial y cáncer de próstata, pero por si fuera poco, don Abi no es una persona cualquiera, tiene 107 años de edad y, aún así, lucha contra los tropiezos de la vida, continuando con buen ánimo, siendo tan amable y cariñoso, con muchos planes, como el de ir a caminar al parque o ir por sus panuchos de los que tanto antojo dice tener.
Al mirar a personas como él la esperanza vibra dentro de mi alma, recordando que nada es imposible y que, si él lo ha logrado, cualquier persona puede también hacerlo. La batalla contra la Covid se puede ganar incluso en los peores panoramas. Nunca debemos de perder la esperanza y la fe en Dios.
La familia de don Abi, muy atinadamente y sin dudarlo, desde antes de tener la prueba positiva de Covid buscaron a un médico, iniciamos un tratamiento muy fuerte, con muchos riesgos, pero aún así, se mantuvieron al pie del cañón, al borde del asiento, temerosos, pero esperanzados. Agradezco enormemente su confianza, el haber puesto la vida de su padre en mis manos, uno de los retos más complejos para cualquier galeno, pero también de los milagros más grandes que me han tocado presenciar.
Gracias también al equipo de enfermería y a los doctores Escalante y Sobrino. Sin el apoyo de un buen equipo, nada se habría logrado, regresando a los yucatecos la esperanza de que sí, esta guerra, sí la podemos ganar.