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Se va 2020, pero se queda en la historia para recordarlo como un año diferente, como el final de una década apegada a la tecnología pero iniciando otra que busca retomar el humanismo y los valores que en el último quindenio se han perdido.

Se va 2020, pero se queda el mal sabor de boca que ha dejado el coronavirus que aún está en ascenso, se va el año pero se queda la enfermedad aunque con la balanza a nuestro favor al mirar la vacuna ya circular.

Se va 2020 pero se queda el recuerdo de quienes partieron anticipadamente, del amor que les tenemos y la falta que nos hacen. Pero también se queda la esperanza de que pronto estaremos juntos, de que están mejor que nosotros sin preocupaciones y sin miedos.

Se va 2020 pero se queda en nuestra memoria que la humanidad, si es amiga de la naturaleza, la puede salvar. Que los animales siguen reclamando su espacio y que no es mucho lo que nos hace falta para recuperar nuestro planeta.

Se va el que para muchos es el peor año de la historia, pero se queda la reflexión: ¿Somos de los que se cuidan? ¿De los que escuchan indicaciones? ¿De los que aman a su familia tanto que se privan de verla? O ¿somos de los que les vale cacahuate, somos de ese montón que cae en ignorancia y creemos que “de algo tendremos que morir”? Se va, pero se queda la nueva visión del ser humano, el tonto y el consciente. Se va, pero se queda la nueva mirada a nuestros políticos, se volvió evidente el mandatario que quiere dinero y poder y también el que quiere ayudar y prevenir. Se vio al incongruente y al cauteloso, al alcohólico y al que no le importó la ley seca.

Se va el veinte-veinte pero se queda la nueva medicina a la que por fin voltearon a ver, un sistema de salud abandonado sacó y sigue sacando la casta pese a la falta de insumos; sin duda, tenemos al mejor personal del mundo pero a los peores administradores. Se va, pero se quedan los héroes marcados en nuestra alma, se va pero quedan las ganas de seguir luchando.

Y en lo que se va, quiero dejar que se lleve las malas vibras, los miedos e incertidumbre. Quiero que se queden el valor que he ganado, los conocimientos que me ha dado, la esperanza que me ha generado y la alegría de poder seguir aquí, un año más, deseándoles que ahora sí venga el mejor de los años, el año de la subida, de las alegrías, de las ilusiones. Mientras estemos vivos hay oportunidades, aún podemos trascender, aún podemos cambiar al mundo iniciando desde nuestra trinchera.

Se va 2020 pero se queda el sí se puede, la lucha por la mujer, por los derechos humanos, por vencer la homofobia, por defender los valores, por hacer vibrar la ética y la paz. Se va, pero se queda todo aquello que me ha hecho mejor médico, mejor novio, mejor amigo, mejor persona. Se va, pero me quedo yo, te quedas tú, los únicos capaces de generar el 2021 que cada uno quiere.

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