¿Feliz Día de la Raza?
El poder de la pluma
Sin importar el tamaño de la ciudad o pueblo en donde nacen los hombres o las mujeres, ellos son finalmente del tamaño de su obra, del tamaño de su voluntad de engrandecer y enriquecer a sus hermanos.- Ignacio Allende
El próximo viernes se cumplirán 526 años de la llegada de Cristóbal Colón a la isla Guanahaní, un hecho que sirvió de impulso para la expansión española y también para la colonización de una gran parte de territorio en el continente americano.
Y aunque han pasado centenas de años, cuando se piensa en el nombre de Colón, la admiración sigue estando de por medio, como si los abusos y genocidios a los indígenas fuesen motivo de celebración o de orgullo.
Cada año, un gran número de escuelas reúne a los alumnos en la cancha principal, algunos de ellos vestidos de españoles, otros de indígenas, pero todos a la vez entonando canciones que exaltan los actos de aquellos años, enalteciendo a La Niña, La Pinta y La Santa María.
¿Toda esa celebración es realmente necesaria? La verdad es simple: no lo es. Deberíamos empezar a preocuparnos porque hemos cantado y, sin saberlo, hemos estado celebrando homicidios, persecuciones, saqueos. Hemos estado celebrando el sufrimiento de otros. Hay que cambiar de perspectiva, hay que enseñar la historia, porque solo así todos se podrán dar cuenta de que ese día no es de fiesta, es de luto.
Muchos historiadores acusan a los “políticamente correctos” de querer ensuciar el nombre de Colón y de querer abolir lo que José Vasconcelos (más de una vez digno de mi admiración por sus acciones de promoción educativa y cultural) denominó como “El día de la raza”, pero, cómo no querer hacerlo si desde el simple nombre de la celebración sabemos que algo no anda bien, porque el concepto de raza empleado en humanos es tan obsoleto que ni siquiera debería estar en el vocabulario actual. ¿Por qué empeñarnos en celebrar lo que nos divide cuando la historia se ha encargado de enseñarnos que todos somos iguales? ¿Por qué hablar de una palabra que debió de quedarse en el olvido décadas atrás o, mejor dicho, nunca existir? ¿Por qué celebrar a Cristóbal Colón? ¿Por qué celebrar el daño que trajo consigo este “descubrimiento”? ¿Por qué hacerlo si México se ve mucho más bonito siendo libre y nosotros siendo un mismo pueblo?