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“Aunque la mona se vista de seda, mona se queda”, dijo un usuario de redes sociales al ver a Yalitza Aparicio (1), la protagonista de la película Roma, en la portada de la revista Vanity Fair mientras vestía ropa de Gucci y Pierre Hardy, entre otros.

Y, mientras leía los miles de comentarios que se habían acumulado donde se burlaban de la apariencia de Yalitza, solo se me pudo ocurrir una cosa: una gran parte de la sociedad mexicana pide a gritos un cambio.

Pero, aunque esto es urgente, debo decir que muchos siguen parados en el mismo punto y se niegan a avanzar, a dejar de girar sobre su propio eje.

La gente se sigue escondiendo a través de nombres falsos y una pantalla para decir lo que piensa, para criticar a aquellos que triunfan pero cuyos rasgos no entran en el canon de belleza al que nos tienen acostumbrado, como si la piel morena no pudiera incluir consigo algún talento.

Vivimos en un país que, estoy segura, se ha perdido de grandes artistas porque siempre ha creído que el arte no vale ni un peso, que se ha perdido de grandes deportistas porque sigue empeñado solamente en apoyar aquello que no triunfa, que se ha perdido de investigadores, científicos y políticos porque tiene dinero para todo menos para la educación.

Ojalá todos los días nos uniéramos como si fuese 19 de septiembre, ojalá celebráramos los éxitos de otros mexicanos porque también son nuestros, porque han puesto nuestro nombre en alto, porque se han colgado una medalla, han levantado una estatuilla o recibido un diploma pensando en la bandera tricolor, pensando en el país al que pertenecen, lo que han logrado y el ejemplo que nos han dado.

Aprovechemos las nuevas oportunidades para construir un país de igualdad, de empatía; donde la diferencia entre hombres y mujeres no exista; donde no importe el color de piel sino el tamaño del talento, donde se dé igual importancia al arte y la ciencia, donde, si no encontramos las oportunidades, las construyamos; donde dejemos de escondernos y demos la cara para defender nuestros ideales, donde se premie lo que es correcto pero también se castigue lo que no lo es.

Sé que todo esto suena un tanto utópico, pero sé también que podemos lograrlo, porque somos mexicanos, somos tricolores.

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1) Yalitza Aparicio es una joven oaxaqueña nacida en Tlaxiaco. Antes de su aparición en la película Roma era maestra de preescolar en su estado natal. En el filme, su personaje está inspirado en la nana del director Alfonso Cuarón en su casa de la Colonia Roma en la Ciudad de México. Las dotes histriónicas de la joven la han convertido en una revelación. Roma ha alcanzado gran éxito fuera de México.

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