Érase una vez un México
El poder de la pluma
Érase una vez un México que se preocupaba por construir un país de oportunidades, de seguridad, de derechos, de igualdad; un México donde la sociedad se había empeñado en reunirse para apoyar las causas incorrectas. Pero eso no es más que una idea un tanto utópica del país que debería de ser, del que deberíamos estar formando, por el que deberíamos estar peleando. Esto no es una noticia nueva, es la verdad en la que hemos vivido en los últimos años.
Pero, ¿cómo pedir a la sociedad un cambio de mentalidad si aquellos que se hacen llamar nuestros gobernantes se han ido por uno de esos caminos fáciles, y han preferido brindar soluciones rápidas a grandes problemas, problemas que necesitan mucho más que eso, problemas que no se van a reparar con entregar unos cuantos billetes al mes o con obsequiar unos cuantos viajes?
México es un país donde, de forma sorpresiva, la defensa de la vida ha pasado a segundo plano, un país donde la violencia y el vandalismo han inundado nuestras ciudades, nuestro día a día. Un país en el que no he podido caminar tranquila desde mucho tiempo atrás. Un México en el que el que sale de su casa podría no regresar. Un México en el que se pide a gritos quitar la oportunidad de vivir.
México es un lugar que muestra empatía a aquellos que han hecho o quieren hacer daño, pero a aquellos que han triunfado, que buscan el bien, que buscan honrar el nombre del país los hacen de menos, porque para muchos la solución está en demeritar, no en actuar; porque estoy segura de que todos los mexicanos pueden, pero algunos simplemente no quieren, algunos prefieren recibir, pero nunca dar, nunca luchar.
El país necesita un cambio, necesita gente que se levante día a día para ir a ganarse lo que nos pertenece, lo que se quiere; necesitamos dejar de esperar que nos den lo que anhelamos, necesitamos ir por ello. Necesitamos seguir el ejemplo de aquellos que han luchado por lo que siempre quisieron, aquellos que hoy han derribado los muros que les han impuesto en otros países, pero también en el suyo.
México necesita cambiar, necesita dejar de atacar si no compartimos una ideología, necesita dejar de incomodarse al ver a alguien triunfar, necesita dejar de imponer cánones, de segmentar, de minimizar, necesita dejar de apoyar a aquellos que no lo merecen y centrarse en todos esos que nos han dado motivos para creer que todo se puede, que nos han hecho ver que un cambio es posible, pero sobre todo necesario.
México es un país que necesita dejar de pelear leyes que no son correctas, un país que necesita dejar atrás todo lo malo y tal vez de esa forma podamos convertirnos en el México que es correcto, en aquel donde la vida vuelve a defenderse, aquel donde podemos salir a la calle estando seguros de que regresaremos a casa.