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Cuando entras en el corazón de un amigo, no importa el lugar que ocupes, lo importante es que nunca salgas de ahí.- Miguel de Cervantes Saavedra

Para Jimena, Valeria, Lucía

A veces me gusta regresar en el tiempo, lo hago cerrando los ojos. Me gusta regresar y vivir por un ratito más en aquel día que me gustó tanto, o aquel otro que no disfruté por tener miedo. Me gusta regresar a aquellos días que me hicieron reír tanto que el estómago dolía y que la gente se quedaba mirándonos. Pero también me gusta pensar que mis momentos favoritos se están repitiendo una y otra vez en un lugar al que puedo acceder cuando me entre la nostalgia y tenga ganas de ver a aquellas cuatro chicas bailando hasta al amanecer.

Pero también me gusta escuchar canciones que me recuerdan cómo ha pasado el tiempo desde aquel día que llegué vestida de azul sin saber qué me esperaba, aquellas que me recuerdan los errores y los aciertos que cometí, me gusta reproducirla porque a veces me da por extrañar los viejos tiempos, los chistes mañaneros y los debates de aquellos libros que debíamos leer, a veces me da por extrañar las caminatas largas y los viajes en autobús.

Tengan por seguro que sabía que este día llegaría, pero pareciera que las manecillas del reloj se movieron demasiado rápido y que la despedida se presentó ante nosotras antes de lo planeado. Que el paso del tiempo, ese que todos los poetas califican como inevitable, nos hizo sus presas y nos arrojó a la cara cuatro años apretujados en un par de segundos, pero eso sí debo decir: fue bondadoso.

Lo fue porque nos permitió crear historias, lo fue porque me permitió encontrar personas irremplazables, aquellas que se pintan el cabello de colores, aquellas que dan todo de sí para llegar a la meta, aunque a veces se ponga difícil, aquellas que me acompañan en cada minuto de cada día, sea malo, sea bueno. El tiempo fue bondadoso conmigo porque, a cambio de lo presuroso que fue, me brindó tres consejeras todas aquellas veces que lo necesité, me brindó tres compañeras de baile, tres mujeres con ganas de cambiar todo lo que no está bien. El tiempo fue bueno conmigo, pero hoy, está pasando demasiado rápido.

Y es que mi padre más de una vez me ha dicho que cerrar las etapas siempre es necesario, pero a veces, cuando tienes a las personas correctas, despedirse cuesta un poco más de trabajo. Y a pesar de que trato, la verdad es que no soy buena en ellas, nunca lo he sido. Me gusta repasar cada una de las palabras que diré cuando llegue el momento, pero, cuando lo hace, nunca estoy lista para decirlas en voz alta. Por eso, todas las palabras que se me han cruzado por la mente he decidido dejarlas en papel estando segura que, de alguna u otra forma, las personas correctas pasarán por estas páginas, solamente para leer todo aquello que les quiero decir.

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