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Si algo hemos aprendido en todo este tiempo es la importancia de la solidaridad, todos o casi todos nos hemos encargado de cuidarnos los unos a los otros, de brindarnos apoyo. La calidez humana ha sido parte fundamental en los últimos días; sin embargo, pensaba que todos como sociedad íbamos mejorando poco a poco, que los discursos de odio iban desapareciendo con más rapidez y que el egoísmo había disminuido, pero hace unos días me topé con una noticia que me dejó pensando en que quizá me había equivocado: Estado Unidos había comprado prácticamente todas la existencias del Remdesivir, el medicamento que ha sido aprobado como tratamiento contra el coronavirus.

La compra viene en un momento crítico, los casos van en aumento y sí, Estados Unidos tiene uno de los mayores números de infecciones, sin embargo, un gran número de países también están viviendo una de las peores crisis sanitarias, manteniendo o incrementando los infectados y los muertos. La compra viene acompañada de una crítica que estuvo resonando en mi cabeza por varios días, porque la Organización Mundial de la Salud (OMS) reiteró a los países el llamado a ser solidarios y no actuar de forma egoísta, esto como una crítica al comportamiento de Estados Unidos al acaparar el lote de medicamentos.

Ese tipo de acciones nos deja una muestra de la poca solidaridad que existe en el mundo, claro está que no solamente me estoy refiriendo a la compra del país del norte, sino que me refiero a todos los actos que día a día hacemos como sociedad, actos que nos han traído hasta el lugar donde ahora estamos parados, pero parece que no nos damos cuenta, o es solamente que no queremos darnos cuenta.

Miles de personas pierden a seres queridos día a día, miles de personas caen infectadas, los números van subiendo, el personal médico lucha de forma diaria contra esta pandemia, pero muchas veces nosotros parecemos no entenderlo. Muchas personas prefieren hacer actos que atenten contra la salud, y por un rato de diversión olvidan que cuidarnos es tarea de todos, que debemos quedarnos en casa para que pronto podamos volver a ser los de antes, salir no nos servirá de nada y sí puede afectarnos a muchos.

El mundo nos ha dado una segunda oportunidad y no debemos desperdiciarla, nos ha hecho un llamado a cambiar lo que hemos estado haciendo mal, a modificar nuestros actos y ser más solidarios, a pensar en el prójimo y dejar de pensar que el centro de la tierra se encuentra sobre nosotros. Debemos ser más empáticos y menos egoístas, y no importa si el egoísmo se materializa en comprar todos los medicamentos del mundo o en salir a festejar una graduación, debemos pensar en todos aquellos que en estos momentos nos necesitan, debemos actuar como uno solo para salir adelante lo más pronto posible, para estar mejor, pero, sobre todo, debemos dejar el egoísmo atrás y seguir nuestro camino.

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