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¿Para qué evocar el pasado cuando el presente es mucho más seguro y el porvenir mucho más luminoso?- Jane Eyre, Charlotte Brontë

La literatura nos ha contado miles de historias de amor, unas que tienen finales felices, otras que no terminan tan bien, pero mi favorita sigue siendo la fantástica historia que nos regaló Charlotte Brontë: Jane Eyre.

Nunca me he considerado una persona afecta al romance, pero la verdad es que cada vez que leo la historia de Jane y el Señor Rochester me hace pensar en que si bien algunas prácticas como las que nos muestran en el libro siguen vigentes hasta el día hoy, muchas otras son distintas, lo que nos ha hecho cambiar la percepción del amor.

Sin embargo, también puedo decir que aquel libro fue el culpable de que por un momento volviera a creer en esas historias de amor que todos queremos tener en algún momento de nuestra vida, aunque sepamos que solamente existen en las páginas de los libros. El mundo moderno nos ha deformado tanto la idea del amor romántico que ahora ya no sabemos cómo reaccionar cuando nos lo encontramos de frente, y entonces es cuando muchos prefieren huir y no enfrentarse a él.

El amor puede plantarse ante nosotros en momentos inesperados, en una mañana al tomar camión, en una tarde al salir del trabajo, en un mensaje por la noche antes de dormir. El amor puede venir en horas no adecuadas, en un día lluvioso, al momento de cerrar un libro, el amor viene pero no avisa, solamente hay que saber reconocerlo.

El amor nunca es igual dos veces, porque quizá estábamos acostumbrados a que el amor vestía con camisas de manga corta, tenía cabello negro y olía a aquel perfume que le regalamos un catorce de febrero, quizá estamos acostumbrados a que el amor luzca como alguien que ya no está. Pero debemos comenzar entendiendo que muchas veces se plantará ante nosotros en el momento que menos nos lo esperemos, en formas que quizá no conocimos antes; por eso, la próxima vez que lo veamos lucirá camisas de manga larga y el cabello un poco más claro, quizá la próxima vez que veamos al amor no olerá a perfume, porque no le gusta utilizarlo. El amor cambia en cada visita que nos hace, nos mira con diferentes ojos y sonríe con diferentes labios.

Enamorarse da miedo, lo sé, a cualquier edad, en cualquier momento. Todos tenemos miedo a iniciar una historia, porque cuando lo hacemos, solemos estar pensando en el posible final. Tenemos miedo de cargar con un corazón roto porque no sabemos cuánto tiempo tardará en sanar.

No debemos tenerle miedo al momento en que se vaya, es cuando debemos agradecerle por cada enseñanza y cada día que nos hizo compañía, por cada baile y por cada poema que escribimos mientras estuvimos enamorados.

Una vez escuché decir que al amor debemos recibirlo y cuando sea momento de que parta, podremos darle un abrazo y pedir que deje la puerta abierta detrás de él, para que, en próxima visita, podamos darle una cordial bienvenida.

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