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Muchas personas disfrutan mucho más una película cuando la historia que nos cuenta es real, y justamente la historia del largometraje en turno está basada en una historia real pero muy poco recordada, es decir el caso de la República de la Isla de las Rosas, fundada en mayo de 1968 cerca de la costa de Rímini y hundida unos meses después, en febrero de 1969.

Este largometraje está dirigido por Sydney Sibilia, quien también estuvo a cargo del guión junto con Francesca Manieri. La historia está protagonizada por Elio Germano, Fabrizio Bentivoglio, Tom Wlaschiha, Luca Zingaretti, François Cluzet, Matilda de Angelis y Ascanio Balbo.

Un ingeniero idealista construye su propia isla en la costa italiana y la proclama nación independiente, aunque, por obvias razones, debemos decir que este acto de libertad no pasa desapercibido para el resto del mundo. Más y más personas van conociendo este nuevo rincón del mundo, y para cuando aumenta la popularidad de la isla, el gobierno italiano reacciona rápidamente: el diminuto país es el enemigo y lo somete a duras pruebas, difíciles de superar.

Si algo puedo decir de esta propuesta es que la película está muy bien grabada y es cautivadora a nivel visual con una muy buena reconstrucción de los años 60, pues se encuentra repleta de tonos pastel (lo cual suele ser muy llamativo para algunas personas) y éxitos musicales de la época que ayudan a la atmósfera de la película, pero también puedo decir que muchas veces, como espectadores, vamos a pensar que todo lo que nos presentan no puede ser más que un invento, algo irónico dado que, a pesar de su apariencia absurda, la historia es cierta.

El guión es bueno, pero pudo ser mejor, desde el inicio vemos tintes de comedia en la historia, sin embargo, nunca llega a desarrollarse de forma completa, y es por eso que posiblemente el espectador no se ría de todos los chistes que nos presentan. Eso sí, la falta de gracia en algunas frases queda de lado en el momento en que nos damos cuenta del optimismo que hay en el largometraje; es interesante porque justamente se nos presenta en un momento que necesitamos de ese optimismo, y sobre todo nos deja con ese mensaje de poder hacer lo que queramos

La película es buena, y merece ser acreedora de un pase a nuestra lista de película que debemos ver en los fines de semana que pasamos en casa relajándonos con Netflix.

Calificación: tres estrellas y media

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