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Pues dicen que en la cultura china siempre hay un animal que es el que rige el destino. Mare en nuestro país llevamos varios sexenios siendo guiados por animales que, no es por nada, pero han salido con cada burrada que ni cómo ayudarlos. No se si empezar o terminar con el caso de Torreón, porque sin duda alguna es algo muy lamentable y que tiene alcances inimaginables que van mucho más allá de lo que uno ve en las noticias, y como ya lo empecé, pues ahora termino: mucha gente se enteró del trágico suceso en una escuela, donde un niño de 11 años hirió a varios compañeros con una pistola y mató a su maestra. Muchas voces se dejaron escuchar buscando culpables: que la educación de los padres, que la pedagogía, que un videojuego, que el niño nació en plena época de la guerra contra el narco en los tiempos de Felipe Calderón y un sinfín de hipótesis.

Ante todo esto en mi cerebro pasan varias preguntas: ¿qué orilló al niño a cometer ese acto?, ¿qué habría hecho la maestra para que el niño quisiera matarla?, ¿qué influencias audiovisuales tenía el niño?, ¿qué trato y educación recibía en su hogar? Porque no solo disparó contra la maestra y sus compañeros, sino que se suicidó, dejando aún más una nube espesa de tristeza en el ambiente. Uno se pregunta ¿por qué? Creo que hay muchas respuestas, primero que nada, ¿qué hacía un arma al alcance de una criatura?, ¿por qué no tener precauciones si se tiene un arma que puede causar un accidente severo?, ¿por qué el niño se la pasaba diciendo “hoy es el día”?

Creo que hay un descontrol total entre sociedad y gobierno, y vemos con mucha tristeza que las fuerzas políticas que manejan el país, el Estado, los municipios y demás no han entendido el poder que tienen el arte, la cultura, la música y todo aquello que forja seres de mejor espíritu. Hoy vemos con suma tristeza a nivel federal cómo ha sido recortado el presupuesto a cultura, pero el daño no es de ahora, es de muchos años atrás, cuando de forma lapidaria esos presupuestos han sido para compadrazgos y amiguísimos, dejando a un lado el verdadero sentido de la promoción cultural y la educación, esa educación de antes que escuchabas la amenaza que te untarían chile en la boca si decías alguna grosería. Lo más triste es que hoy te permiten ser una persona famosa y hasta llamarte actor de una comedia regional que lleva años cuidándose. Hoy vemos con tristeza cómo la ignorancia política acaba con programas que traen infinitos beneficios, como los que se llevaban a cabo en el Cepredey, donde se hacía un puente de comunicación entre la cultura y la prevención del delito, dando magníficos resultados, bajando los índices delictivos y dándole nuevos caminos de esperanza y horizontes a niños y jóvenes en estado vulnerable. Hoy vemos con tristeza cómo enaltecen toda la cultura que venga de fuera y tienen los mejores tratos y todos aquellos soldados de a pie que día a día trabajan por forjar cimientos firmes en el terruño son mirados con singular desprecio. Pero tendríamos que empezar con cada descalificativo que hace el presidente, que es una agresión verbal. Demos educación, propongamos, aún estamos a tiempo. “Hagamos el humor y no la violencia”, masinó.

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