La soberbia del poder
El poder de la pluma
Sin duda alguna son tiempos donde la tensión está en incremento, la desesperación se apodera de propios y extraños, la incertidumbre ronda sobre la mente de los mexicanos, pero sobre todo los nubarrones de la corrupción cubren el país entero, que, no conformes con lo lastimado que está, siguen llegando los chupadores de sangre a darle golpes al moribundo, y es que en medio de esta pandemia son muchas las dudas que hay: ¿Se necesita endeudar más al Estado para salir adelante? ¿Se van a aplicar los recursos de manera correcta y para quien más lo necesite? ¿Por qué en medio de esta contingencia se están haciendo cosas innecesarias?
El tema del préstamo es algo que inquieta; al momento de redactar estas líneas, están en el Congreso decidiendo si procede o no, en medio de críticas, dudas, señalamientos y grilla barata, que sólo consiguen manipular, como si fuera aplicado el método de estrategias de manipulación de Noam Chomsky, y confundir a la gente entre tantas vertientes de información cruzada. Es una realidad que el gobernador ha hecho un sinnúmero de acciones para combatir la contingencia, ahora bien, ante los señalamientos que se realizan, sólo pueden saber los que tienen la información real en las manos si se está aplicando el recurso de manera correcta.
En medio de toda esta avalancha de información, vemos cómo el presidente de ustedes, porque, haciendo uso de mi derecho, desconozco a ese señor como gobernante, porque sin duda alguna vienen muchas preguntas y pocas respuestas, porque no puede ser que todo el mundo esté mal y él tenga la verdad absoluta, porque todo aquel medio que lo señale o no le aplauda como foca él se encarga en ese morning show de señalarlo y ponerle un sinfín de descalificativos: corruptos, neoliberales, mentirosos, o con poca ética, como sucedió con lo plataforma de Twitter, como sucedió con el Washington Post, y con el New York Times, al que señaló como un medio conocido pero con poca ética y todo porque difiere de la política y de los resultados de su mandato.
Creo que el presidente, en vez de estar descalificando a todos aquellos que están en su contra e intentar hacer cortinas de humo para distraer, debería mejor aclarar por qué al hijo de Manuel Bartlett le ha dado 160 millones de pesos en diferentes servicios prestados al gobierno que encabeza, cuando por ser director de la Comisión Federal de Electricidad, no debería tener contratos una persona directa de su familia, porque recuerden que cuando salió a la luz que en su declaración patrimonial no incluyó más de 20 casas y otros negocios, el presidente calló, y ahora le compraron respiradores en un millón y medio, cuando Marcelo Ebrard (de su propio gabinete) los compró a medio millón cada uno, ah y a China.
¿Por qué no aclara todo eso el presidente? Como que una de las residencias vinculadas con el mencionado, que usaba como casa de campaña y luego se quedó como sede del partido Morena, que ya no paga renta, NO, porque ya la compró. Tal parece que la política deja buenos negocios, ¿cuándo se acabará la soberbia del poder? Hasta que el pueblo quiera, porque 2021 está a la vuelta, masinó.