¿Michelle Fridman ama a Yucatán?
El poder de la pluma
Si ser ese tipo de influencer es promocionar el alcoholismo, la pérdida de valores, la promiscuidad y nada que fortalezca el tejido social lastimado en los tiempos actuales, gracias, prefiero seguir haciendo teatro que resalte y promueva nuestra cultura, aunque las autoridades lo ignoren. Empecé citando un texto que publiqué en mis redes con respecto al tema de la visita de un grupo de influencers, como les llaman, para promocionar Yucatán como centro turístico y de esta manera atraer gente y así reactivar la economía, pero vamos por partes:
Sin duda hay una gran molestia en todo el sector del entretenimiento por esta acción realizada por la dependencia de turismo que dirige Michelle Fridman; escribiré sin tintes de xenofobia, pero sí apoyando fuerte el lápiz con trazo firme para defender todo lo que huela a Yucatán. No es un misterio que el Estado y en general todo el país afrontan una situación económica muy difícil por todos los temas de salud pública, y ante esto llega un grupo de “influencers” que tienen muchos seguidores en sus redes y se podría sacar beneficio de esto para traer visitantes, pero la mayoría de estos jóvenes han basado su éxito en las redes en su libertinaje y su comportamiento liberal porque en el programa de Acapulco Shore lo único que no vas a encontrar es algo que refuerce el tema cultural, sólo ves que graban a un grupo de gentes alcoholizándose, teniendo relaciones sexuales unos con otros, con lenguajes altisonantes y puros mensajes que no rinden ningún beneficio a la sociedad.
Sin ser mocho ni de más, ¿alguna vez se ha preguntado cuánto le cuestan al país los problemas de salud pública derivados del alcohol, las drogas y las enfermedades contraídas sexualmente? Deberían hacerlo más de dos, ya que eso es lo que más promueven estos muchachos y, si no me creen, entren a verlo a YouTube. ¿Este es el tipo de turismo que quieren traer a Yucatán?
Después de que se desató el tsunami de quejas en las redes, sale a decir la secretaria que no les costó a los yucatecos, que este grupo de chavos buscó a los de Sefotur porque querían venir a Yucatán para ayudar a levantar su economía. No me hagan reír que me arrugo, ¿ustedes lo creen? Y que los hoteles brindaron sus espacios a cambio de la publicidad, por favor no somos niños; que al Estado sólo le costaron los boletos de avión, que están en un rubro para visitantes. Ahora yo digo: influencer es aquel que quiere comer una pizza gratis, pagándolo con un post, e Influyente es aquel que logra que miles de personas quieran pagar por comer esa pizza. Además vienen violando todas las normas de seguridad por la pandemia, y aunque lo nieguen, pregunten por qué no los dejaron pasar a Chichén Itzá.
Puedo admitir la mala pronunciación de los nombres, pero no que hablen de manera equivocada sobre los lugares que visitaron y no conozcan nada de su historia. No puedes amar lo que no conoces, porque en turismo han promocionado todo menos a los artistas que fortalecen el bagaje cultural del Estado. Michelle Fridman no los conoce o su elitismo no le permite verlos. ¿Masinó?