Visibilizar estéticas “invisibles”
Edgar Rodríguez Cimé: Visibilizar estéticas “invisibles”
Qué es lo que han hecho féminas diferentes a la mujer blanca como la primera modelo afroamericana Beverly Johnson en 1974, la topmodel británica Naomi Campbell, pasando por las actrices, mixteca Yalitzia Aparicio y kaqchikel María Mercedes Coroy, hasta llegar a las pasarelas de la oaxaqueña Karen Vega, además de mostrar las diversas estéticas, posicionar políticamente a las minorías “invisibles”.
¿Cómo se catalogaba a las mujeres diferentes a la “blanca” tipo Marilyn Monroe en Estados Unidos, o cuál era la imagen de una mujer “indígena” de las 64 naciones originarias de este México multicultural? Definitivamente, personajes de segunda y tercera categoría porque el primer sitio estaba ocupado por la estética importada de Europa. Incluso a la misma Marilyn la obligaron a teñirse el pelo de rubio.
En este escenario racista, la presencia de Beverly en las pasarelas de lujo, como la actuación de María Mercedes y Yalitzia en el cine internacional, vinieron a “romper” con los modelos únicos impuestos por el “hombre blanco”. La estética femenina, gracias a los Dioses, comenzó a mostrar su diversidad: negra, sepia, amarilla...
En un mundo pintado artificialmente de “blanco”: Jesucristo siendo judío lo representan con las facciones y el rostro europeo; en Mérida, Yucatán, hasta a los personajes “negros”, racistamente los tiñen de blanco: “Boxito (“Negrito”) Plomero”, personaje comercial es dibujado “blanqueado” las minorías sepias, negras, amarillas o rojas, simplemente “no existen”.
La aparición de Yalitzia y, ahora, Karen y su sensual estética étnica de mujer mexicana, llegaron para romper cánones en el siglo XXI de las minorías en el mundo eurocéntrico. Mujeres con una personalidad propia de las 64 naciones indígenas que conforman el México multicultural. Físicos dignos de nuestras diosas y personajes prehispánicos: Ixchel / Malintzin (Netflix) / la X´tabay / la Llorona (Netflix).
En un universo patriarcal y europeizante, las culturas originarias se encuentran en el último escalón social, por lo cual cualquier asomo de talento en la ciencia, arte, deporte o belleza personal, equivale a cierta reivindicación étnica: mayas, afroamericanos, asiáticos, albinos, gitanos. Y triunfar en el deporte, la ciencia o el arte reconoce el origen del autor.
Del mismo modo mostraron su atraso en el mundo de la estética, el “selecto” público que asistió a la pasarela de una nueva boutique en Ticul y cuchichearon por una joven modelo, morena y sensual, con formas turgentes de mujer latina (porque no encaja en las flacas modelos europeas), que quienes “pusieron el grito en el cielo” por el triunfo estético de la actriz mixteca Yalitzia Aparicio, a nivel internacional.
Lo mismo sucedió cuando debutó la afroamericana Johnson: hubo una “ruptura” en la estética y la moda de Alta Costura causando un escándalo en la “zoociedad”.
“¿Qué le ven a esa mujer?”, pregunta una rubia “platinada”, desidiosa, con envidia, ignorando lo que sí ven los hijos de Adán, en negras, mulatas, zambas, etnias americanas y latinas: “sensualidad”, “voluptuosidad”, “erotismo”, como dirían juntos Valentino, Casanova y Al Maksoummi (autor de Las fuentes del placer: el Kamasutra árabe).